Quitarse el sombrero

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Sorayda Peguero Isaac
17 de julio de 2017 - 02:00 a. m.
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Es un día cualquiera del año 2007. En un colegio de Málaga, una profesora habla con sus estudiantes de quinto de primaria sobre la Generación del 27: el legendario grupo de artistas que surgió en España al final de la década de 1920. Mientras la profesora Ana María Cid está hablando de los poetas fundamentales —Alberti, Lorca, Cernuda, Salinas, Aleixandre—, una de sus alumnas tuerce el gesto. Hay algo que no le cuadra. La alumna, que se llama Lorena, levanta la mano. Pregunta: “Profe, ¿no había mujeres poetas en la Generación del 27?”.

Cuando el escritor y guionista Jorge Carrasco leyó un ensayo del hispanista Ian Gibson titulado Lorca y el mundo gay, intuyó que en la historia de la Generación del 27 faltaban nombres. Nombres que Gibson citaba en su ensayo. Nombres de mujeres que compartieron el mismo tiempo y los mismos espacios culturales que los intelectuales y artistas de la época. Casi nadie había oído hablar de ellas. Pero estuvieron ahí, no solo como sus amigas, amantes o compañeras de estudios, sus obras también contribuyeron a la transformación de la escena cultural española. Jorge Carrasco quería saber quiénes eran esas mujeres y por qué fueron excluidas de la historia oficial. Buscando información en internet, encontró un blog que había creado Ana María Cid, la profesora de Lorena.

La inquietud de Carrasco y el hallazgo del blog, dedicado a un revelador grupo de mujeres, fue el punto de partida para Las Sinsombrero, un proyecto desarrollado en 2009 por Tània Balló, Manuel Jiménez y Serrana Torres. La propuesta, integrada por una campaña en redes sociales, un documental, un plan educativo en colaboración con el Ministerio de Educación y un libro, demuestra que la historia de la Generación del 27 estaba incompleta: faltaban las mujeres.

Ellas, Las Sinsombrero, fueron las pintoras Ángeles Santos, Marga Gil Roësset, Maruja Mallo y Margarita Manso, las escritoras María Teresa León y Rosa Chacel, las poetas Concha Méndez, Ernestina de Champourcín y Josefina de la Torre (también cantante, novelista y actriz) y la filósofa María Zambrano.

En el Madrid de los años 20, quitarse el sombrero era como liberar los cordones de un asfixiante corsé. El sombrero era un símbolo de distinción social. Quitarse el sombrero y atravesar la Puerta del Sol, como hicieron un día Maruja Mallo y Margarita Manso junto con Salvador Dalí y Federico García Lorca, era una provocación que podía despertar la furia de los más conservadores: los apedrearon, los insultaron, les gritaron narcisistas, maricones.

Con la llegada de la dictadura franquista, la Generación del 27 se quebró. La mayoría de sus integrantes se marchó de España. Ellas también. Algunos dicen que la migración forzada fue la causa del olvido. Un olvido que, curiosamente, sólo se ensañó con ellas. Las obras de los hombres de su generación sí fueron incluidas en los compendios de historia, en los libros de texto, en las biografías y en los homenajes.

Los caminos de la memoria pueden ser inesperados. Desde la inquietud de Lorena, el blog de la profesora Ana María Cid y la aguda intuición de Jorge Carrasco, hasta llegar a Las Sinsombrero, los vientos favorables nos conceden, por fin, el placer de conocerlas.

sorayda.peguero@gmail.com

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