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Remedio en botella

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Sorayda Peguero Isaac
11 de noviembre de 2023 - 02:00 a. m.
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A María Matilde Rodríguez

Las cajas siguen llegando con festiva puntualidad. Recibimos la primera en 2018. La trajeron con un lazo de rafia y una tarjeta de felicitación por la Navidad y el Año Nuevo. Dicen que el vino es de los más exquisitos de las bodegas bretonas. Yo no sé mucho de vinos. Lo que sí supe, desde el primer momento, es que esas cajas de madera tendrían una utilidad que se me revelaría más tarde. Lo descubrí en la mitad de este otoño, cuando invité a mis amigas y amigos a recordar un poema que los haya acompañado en un momento de pena o profundo dolor.

No pensaba en una búsqueda desesperada de consuelo, sino en el efecto reparador de un poema que retrata lo que una siente por obra y gracia de esa hechicería que ni los poetas pueden explicarse; ese sentido de identificación que a veces nos deja pensando: “¿Será que este poema me está hablando a mí?”.

Dedico una lectura atenta a los versos que me llegan estos días. Los transcribo en hojas, los envuelvo como papiros sagrados y los introduzco en pequeñas botellas. Cada botella está identificada con una etiqueta que nombra la pena o el dolor que le corresponde. Según mis cálculos, una caja tiene espacio para 24 botellas. ¿Qué voy a hacer cuando la complete? Talvez salga a repartirlas como si fueran remedios, cantando el Yerberito moderno por toda la avenida. Mientras me decido, este artefacto poético bebe de mis noches y sigue convocando una conversación transatlántica sobre la capacidad reparadora de un poema.

¿De qué se trata dicha reparación? Recurriré a un caso de la vida real que nunca olvido. Hace unos años, el papá de una amiga murió de forma trágica por culpa de un accidente. Unos días después del funeral, ya de madrugada, recibí un mensaje con unos versos de César Vallejo que me hablaban a través de ella: “Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! / Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, / la resaca de todo lo sufrido / se empozara en el alma. ¡Yo no sé!”.

Las palabras de Vallejo no tuvieron un efecto de alivio. Pero él supo ponerle nombre a aquello que se desborda por los márgenes del cuerpo convertido en una masa que se pliega sobre sí misma para engullirnos de un solo bocado. El poeta se compadece de los dolores que aguardan su hora en los cuerpos ajenos. Esa compasión involuntaria viaja en el tiempo y nos acoge con la calidez de un abrazo no pedido. La herida no deja de sangrar, pero alguien la ha visto. Alguien se anticipó al desastre.

En la botella indicada para “el sentido de no pertenencia” coloqué unos versos de Claudia Masin que deben administrarse en pequeñas dosis para favorecer su correcta asimilación: “Hay quienes no formamos parte de la especie más que como el error, / la anomalía que confirma la precisión y el equilibrio de las cosas. / Como las crías enfermas, defectuosas, que las perras / apartan alzándolas del cuello con la boca / no se espera de nosotros ninguna fortaleza ni coraje”.

Los que han sido señalados con la marca de la diferencia se reconocen en estos versos de inquietante desnudez. Pero la cosa no termina así. “(…) Algunas veces, / contra todas las probabilidades, una raíz crece desaforada, / sostenida en el aire hasta clavarse en la materia, / arrastrada por un deseo salvaje, por el empuje de la vida / que resiste aunque sepa que en ese esfuerzo descomunal / corre el riesgo de quebrarse”.

¿Qué pasaría si esa raíz indómita venciera la furia de todos los vientos? En esa probabilidad radica el poder reparador del poema. Ahí, en esa mirada compasiva que no dura mucho. Que es solo un instante. Que contiene la más temible oscuridad y el trémulo atisbo de luz que impulsa la vida.

sorayda.peguero@gmail.com

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Felipe(18091)12 de noviembre de 2023 - 12:50 a. m.
un gusto leerla Sorayda
Alfredo(44610)11 de noviembre de 2023 - 09:04 p. m.
El contraste....https://fb.watch/ofa-b-JKCs/?mibextid=2Rb1fB
Alfredo(44610)11 de noviembre de 2023 - 09:03 p. m.
Siempre una muestra de sensibilidad y humanidad que tanto falta en este mundo....Adónde llegaremos? Dejamos que pasen cosas inhumanas, pero por lo menos encontramos estás columnas que revalidan el humanismo...
Maryi(41490)11 de noviembre de 2023 - 05:23 p. m.
Los poesía es el mejor remedio para el espíritu. Gracias Sorayda
Guillermo(79110)11 de noviembre de 2023 - 04:24 p. m.
La sabiduría está en encontrar el mejor momento y el uso adecuado para cada cosa q nos llega o sucede, buen destino el de esas cajas y botellas
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