Creo que acabo de verlo caminando por la avenida con las manos metidas en los bolsillos de la chaqueta. Trato de serenar mi estado de conmoción convenciéndome de que no puede ser él. ¿A qué vendría por aquí? Quizá porque es justo ese tipo de persona: alguien que camina una mañana cualquiera por una ciudad cualquiera buscando lo que no se le ha perdido. ¿Que cómo lo sé? Lo cierto es que no lo sé. Sencillamente lo intuyo. Voy a disminuir la marcha para poder observarlo con mayor atención.
Debería decirle algo. ¿Algo como qué? “Disculpe, ¿usted es Hirokazu Kore-eda?”. Eso sería ir directa a la resolución de mi inquietud. Falta la...
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