Donde el agua no es vida

Tatiana Acevedo Guerrero
15 de noviembre de 2020 - 03:00 a. m.

En su mayoría, artículos y reportajes que hablan sobre Barrancabermeja mencionan en algún punto que “el problema del agua potable en Barrancabermeja (Santander) es histórico”. Lo que es histórico, sin embargo, es la movilización social alrededor del acceso al agua y la represión por cuenta de actores estatales y privados contra los que trabajan en estas luchas.

Barranca ha dado luz a distintos paros cívicos por el acceso al agua potable desde la década de los 60. Para ese momento las organizaciones barriales marchaban por acceso al agua y otros servicios públicos, como la salud, mientras la ciudad crecía rápida y desordenadamente (la población de la ciudad pasó a lo largo de esta década de 48.985 a 88.500). El primero de estos paros se llevó a cabo en 1963 y tuvo como protagonistas a las organizaciones de los barrios pobres, acompañadas por grupos de la Iglesia católica. Tras la huelga de los trabajadores petroleros liderados por la USO, Ecopetrol se había nacionalizado en agosto de 1951. Sin embargo, del petróleo le seguía quedando poquísimo a la ciudad. El paro generó así una movilización sin precedentes.

En el clima de la Guerra Fría que perdura quizá todavía en Colombia, el Gobierno Nacional, en cabeza de Guillermo León Valencia, declaró el estado de sitio en la región. El ejército disparó contra los manifestantes que caminaban por las vías y asesinó al joven Alfonso Sánchez. Ante la represión, la ciudad fue caos y desde Bucaramanga nombraron a un alcalde militar. Para entonces la calidad del agua podía olerse desde lejos y los manifestantes luchaban no solo por la inversión en redes y plantas de tratamiento, sino también por el cuidado mismo de los cuerpos de agua. Esto, pues ríos, arroyos y ciénagas estaban sucios de escorrentía, producto de las operaciones de perforación y refinación de petróleo.

En adelante, la movilización urbana por acceso a infraestructura y por el cuidado de los cuerpos de agua no solo resistió a los embates del Estado, sino también a guerrillas como el Eln que atacaron a líderes civiles en la búsqueda del monopolio de poder. Con el tiempo la resistencia se vio diezmada por la arremetida paramilitar que minó las bases de cualquier movilización. Principalmente, aquellas que podrían poner en riesgo los intereses de los acaparadores de tierra y agua.

En esta semana que se acaba fue noticia el agua de Barranca. Fue ratificada la decisión de la Superintendencia de Servicios Públicos que sancionó a la empresa Aguas de Barrancabermeja con una multa tras comprobarse que “no cumplen con los valores aceptables de los parámetros de turbiedad y color con los cuales debe contar el agua para consumo humano”. Aunque por ahora la historia es sobre la empresa prestadora del servicio, sería inútil concentrar la mirada en esta. Pues si bien requiere inversiones grandes en mantenimiento y es la responsable del monitoreo sobre la calidad del agua, no podrá detener la contaminación de las fuentes.

El cuidado de ciénagas, como la de San Silvestre, es un asunto complicado. No distinto de aquellas luchas del pasado. La noticia sobre la sanción de la Superintendencia coincide con las amenazas que tres funcionarios públicos, un representante a la Cámara y 14 defensores y defensoras del medioambiente en el Magdalena Medio recibieron por cuenta de las llamadas Águilas Negras. En estas se les exigió abandonar el territorio en 24 horas para evitar ser declarados “objetivo militar”. Varios de los activistas amenazados trabajan para atajar proyectos de fracking en el Magdalena Medio y denuncian a menudo los impactos ambientales generados por las varias empresas petroleras que hacen presencia en la región.

Hace menos de un mes Luis Alberto González, presidente de la junta de acción comunal del corregimiento Las Parrillas y líder en la lucha por la conservación de la ciénaga San Silvestre, sobrevivió a un atentado en el corregimiento El Llanito, de Barrancabermeja. González había sido amenazado por los Urabeños y por el Eln. Ambos grupos le habían exigido, a través de llamadas y cartas, poner fin a sus denuncias sobre contaminación en la ciénaga.

Ante las denuncias, Camilo Arenas Valdivieso, secretario del Interior de Santander, recalcó que “tanto los líderes como los ciudadanos deben tener presente que estas acusaciones por parte de supuestos grupos delictivos no tienen credibilidad, pues no existe en Santander presencia de grupos que estén bajo el marco ilegal”.

 

Periscopio(2346)15 de noviembre de 2020 - 03:58 p. m.
Consejo para los manifestantes de Barrancabermeja: !No le reciban agua saborizada a NHM ni a ningún sicario de AUV! Recuerde lo que le sucedió a J. E. Pizano y a su hijo! Y el mismo consejo va para Monsalve, para Mancuso y para todos los testigos contra el innombrable narcoparaco que presume de "mesías".
NARDO(26751)15 de noviembre de 2020 - 03:42 p. m.
La solución es sencilla, dejar tanta marrulleria y exigir al Congreso Nacional que exija y establezca que Ecopetrol, como prinicpal causante, q disponga dentro.delmpresupuesto de sus operaciones es garantizar el agua potable.para Barrancabermeja. Eso, es es sencillo a partir de una mesa de trabajo. Las utilidades de Ecopetrol tienen que cubrir esto.
Periscopio(2346)15 de noviembre de 2020 - 03:31 p. m.
¿Es acaso Barrancabermeja otra víctima del prevaricador profesional Carrasquilla con sus famosos "bonos de agua", como lo fueron 117 municipios, con su presunto "plan nazi-onal de desarrollo" del minhacienda en nuestra cleptocracia uribista?
UJUD(9371)15 de noviembre de 2020 - 02:45 p. m.
La lucha por la prestación de servicios vitales para el ser humano es de todos los días, no se puede desfallecer en estas denuncias, en todo el país lo estamos viendo, y los costos producto de la privatización, nos tienen jodidos, lo cual repercute en creación de empleos y costo de vida. Gracias, Tatiana.
benjamin(68913)15 de noviembre de 2020 - 12:29 p. m.
Y no solo Barrancabermeja,son todos los ribereños que padecemos esta situación tan desvergonzada de no tener el agua en casas,ni alcantarillado mejor dicho ninguna que sirva,solo elefantes blancos abandonados a su suerte,llegan alcaldes y concejales y es lo mismo solo corrupción,y los auxilios para el mantenimiento del río Magdalena,quedan en 16 entidades que crearon para hacer burocracia
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