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Epa y Colombia

Tatiana Acevedo Guerrero

16 de febrero de 2025 - 12:05 a. m.
“Poco o nada oímos sobre los mentados novios de Aída Merlano Rebolledo (uno de los Gerlein y uno de los Char)”: Tatiana Acevedo Guerrero.
Foto: AFP - MARCELO GARCIA

La excongresista Yidis Medina definió con gran claridad la hipocresía que caracteriza a Colombia como país. “Cuando se hace un acuerdo político en el Gun Club o en El Nogal con los políticos de cuello blanco, es un acuerdo”, explicó, “pero cuando se hace con una persona de la región a la que engañan, le dicen mentiras, la tratan como lo peor sin haberles hecho nada, ya no es acuerdo, es corrupción”.

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Medina, que nació en Barrancabermeja, se refería al escándalo de la reelección por el que terminó en la Cárcel el Buen Pastor. Aunque este involucró a la plana mayor del Congreso y el ejecutivo en Bogotá (y, a fin de cuentas, permitió la reelección de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos como presidentes), fue bautizado como la “Yidispolítica”. A pesar de que el mote dice mucho de la hipocresía nacional (pues no hablamos de la Preteltpolítica, ni la Uribepolítica), dice más la condena inicial de 32 años de cárcel que recibió Medina (el brutal paramilitar alias HH pagó una pena de 13 años en Estados Unidos por “narcotráfico”).

Con suerte similar contó Aída Merlano Rebolledo, quien paga condena en el Buen Pastor por fraude electoral. La excongresista, que estudió Derecho en la Universidad Libre de Barranquilla, saltó a la (mala) fama: su cara fue publicada en toda parte y se divulgó que fue novia de políticos casados, que entregó efectivo a cambio de votos y que fue víctima de abuso sexual. Poco o nada oímos sobre los mentados novios (uno de los Gerlein y uno de los Char). Ni mucho menos sobre quiénes le dieron la plata para repartir y se beneficiaron a tutiplén.

Otra mujer que está presa es Daneidy Barrera Rojas. La influenciadora de redes sociales, que es conocida como Epa Colombia, fue condenada a cinco años y dos meses por incitar a la destrucción de la estación Molinos de TransMilenio, durante el llamado estallido social de 2019. La sanción ha sido calificada como desmedida. Pero más que todo es testimonio de nuestra hipocresía compartida. Pues durante los estallidos no sólo se hizo viral el video de Epa, sino también un video en que aparece Andrés Escobar, un hombre civil armado que, junto con la Policía Nacional, apunta su arma de fuego hacia los jóvenes que protestaban en la ciudad de Cali. Al igual que Barrera, Escobar incitó a sus seguidores internautas a la violencia ya no contra la infraestructura sino contra las personas. Barrera, que salió sin propósitos muy claros a martillar los vidrios de la estación, fue enviada al Buen Pastor y Escobar, que salió con armas de fuego a dispararles a civiles, fue vitoreado. Hoy día es concejal y en su último tweet aparece despachando desde un pent-house en Singapur.

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Y pasó casi desapercibida la historia de la Pirámide Ganadera, que fue desmantelada en 2014. Esta fue protagonizada por Felipe Rocha, a quien los medios describieron como un “reconocido ganadero y representante legal de la Agropecuaria Achury Viejo”. Rocha, que armó un negocio con base en ganadería, pero en realidad no tenía vacas, fue señalado como “presunto creador del esquema fraudulento que funcionaba como una pirámide financiera”. Ojo al eufemismo: un “esquema fraudulento que funciona como una pirámide financiera”, es decir, ¡una pirámide como cualquier otra!

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De acuerdo con la prensa y los chismes de W Radio, Rocha “ofrecía atractivas oportunidades de inversión destinadas a la cría y engorde de ganado” y prometía un retorno del 30 % de utilidades anual. Rocha ofrecía dinero (a cambio de dinero y sin necesidad de ningún esfuerzo o trabajo) y la gente invertía “impulsada por el prestigio de su familia en el sector ganadero”. Este es otro eufemismo hipócrita: la gente (Yohir Akerman, Alberto Montoya Puyana, Carolina Castro de Bergerot, y el hijo del expresidente Santos, Martín Santos, entre otros), invertía como en cualquier otra pirámide, DMG o Rocha, porque la plata era plata fácil.

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