Publicidad

Lo que no hay que hacer

Tatiana Acevedo Guerrero
12 de diciembre de 2021 - 05:00 a. m.

Inaugurada en 2014, la misión Swachh Bharat en la India tuvo la meta de asegurar el acceso a baños privados y públicos para toda la población. Se argumentó entonces que la medida reduciría la violencia de género pues para las mujeres y niñas en áreas de bajos ingresos, la ausencia de baños accesibles y de calidad se traducían en acoso y experiencias de violencia. Tras la construcción de nuevas infraestructuras, sin embargo, distintas investigaciones demostraron cómo los comportamientos machistas continuaban. Los baños públicos para mujeres (pese a estar bien iluminados) eran utilizados por hombres del barrio para tomar trago y hacer apuestas. La violencia sexual seguía siendo cotidiana pese a los nuevos inodoros, puertas, lavamanos y conexiones de agua.

La base de la inseguridad estaba concentrada en la gran desigualdad entre hombres y mujeres. Más que un problema de plomería e infraestructura, la violencia contra las mujeres en la India respondía a la posición subordinada de las mujeres a los hombres: al hecho de que no tuvieran los mismos derechos ni fueran vistas como seres humanos. Una solución meramente técnica no combatía las raíces de tan extrema inequidad.

Pese a la gran pataleta con que el urbanista y exalcalde Enrique Peñalosa defiende sus propuestas sobre infraestructura cultural y deportiva como salida a la pobreza del Pacífico, es posible afirmar que estas caen en un problema similar. Peñalosa propone una solución técnica (la construcción de canchas bien iluminadas) para combatir problemas sociales complejos. Más que un problema de pasto sintético e infraestructura, la violencia en el Pacífico responde a la posición subordinada de la población afrodescendiente: al hecho de que no tengan los mismos derechos y que su historia esté marcada por décadas de poca inversión. En este país un hombre afrodescendiente vive aproximadamente seis años menos que un hombre mestizo (esta esperanza de vida ha sido forjada por políticas estatales). Una solución meramente técnica no combate las raíces de tan extrema inequidad.

Promesas infraestructurales son usualmente populares, ya que no implican mayores redistribuciones e insinúan salidas rápidas para problemas enredados: canchas para acabar con el narcotráfico. Pero la propuesta de Peñalosa no sólo es fácil y simplista (así esté basada en uno, dos o tres estudios de la Universidad de los Andes), sino también racista. “Hay que aprovechar los talentos espectaculares de la región” afirmó el candidato, “el equipo de fútbol de Colombia parecería casi que es un país africano porque realmente es gracias a los afrocolombianos que nosotros tenemos eso”. “El talento musical hay que apoyarlo”, dijo el exalcalde, reafirmando estereotipos raciales de siempre que asumen que las personas afrodescendientes podrán aspirar al ascenso social a través de pocas vías. “Vender drogas, rapear, o ir a la NBA” dice una canción de hip hop estadounidense que no hace referencia a características ni cualidades innatas, sino a la forma como el racismo estructural limita los caminos para una vida digna de la población afro.

Además de simplista y discriminatoria la propuesta de Peñalosa es frívola y conservadora. Acá me refiero a todo el paquete de propuestas: carreteras, transporte marítimo seguro, desarrollo económico con inversión, turismo ambiental, pesca, minería “bien hecha”, agricultura, educación, canales de drenaje, astilleros. Frívola porque repite una fórmula conocida que no ha funcionado, en un momento en que el Pacífico vela a sus muertos y busca a sus desaparecidos. Porque no menciona la guerra contra las drogas ni la forma en que ha devastado a la región. Ni la historia del Proceso de Comunidades Negras y otros movimientos ni sus propuestas. Ni la forma en que el puerto de Buenaventura deja casi nada a la ciudad. Al fin y al cabo, Peñalosa hace hoy su carrera de la mano de personajes como Álex Char y Dilian Francisca Toro. Esta última tendrá quizá mucho para explicar sobre infraestructura en Buenaventura.

 

PEDRO(90741)13 de diciembre de 2021 - 09:43 p. m.
Cuenta regresiva: faltan 237 días para que termine este deshonesto gobierno. Lea y entienda muy bien las hojas de vida de los candidatos a las diferentes corporaciones.
Antonio(sa3gs)13 de diciembre de 2021 - 02:44 p. m.
Peñaloza perdió el cerebro si algún día lo tubo ,se enriqueesio,recuerda bolardos ,buses etc
Orlando(11296)13 de diciembre de 2021 - 01:17 p. m.
Cómo se ve que conoces muy bien el pobrecito cerebro del bachiller Peñalosa, has hecho una muy buena descripción de su pobreza intelectual; un señor que no tiene masa cefálica sino cemento gris y pasto sintético en su cabeza.
Felipe(97456)13 de diciembre de 2021 - 01:07 p. m.
Ud. Siempre genial! Gracias Tatiana!
Chirri(rv2v4)13 de diciembre de 2021 - 11:20 a. m.
Solo nos queda hacer el esfuerzo para ganar en la primera vuelta, namá.
Ver más comentarios
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
Aceptar