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Malogro

Tatiana Acevedo Guerrero
16 de mayo de 2021 - 03:00 a. m.

El 11 de mayo amaneció borrado el mural que días atrás había dibujado un grupo de mujeres y hombres jóvenes en Barranquilla y que decía “Estado genocida”. Testigos afirmaron que la pintura fue cubierta de blanco por la policía. “Jóvenes que participaron en la creación expresan su frustración con lo sucedido”, informó la prensa, que también se preguntó: “¿Volverán a pintarlo?”.

El 8 de mayo amaneció borrado el mural que días atrás había dibujado un grupo de mujeres y hombres jóvenes en Medellín y que decía “Estado asesino”. Testigos afirmaron que la pintura fue cubierta de blanco por el ejército. “Ante un gesto militar, respondemos con pintura”, respondieron algunos de los jóvenes, que volvieron a escribir en las paredes blancas la frase “El pueblo no se rinde, ¡carajo!”.

El 7 de marzo amaneció borrado el mural dibujado en la autopista Norte en Bogotá que decía “¿Quién dio la orden?”, y representaba los rostros de 13 militares responsables de las ejecuciones extrajudiciales, junto con los números de muertes que se le atribuyen a cada uno (algo exactamente igual había sucedido dos años atrás con el mismo mural en el mismo lugar). “La verdad duele y lo haremos tantas veces como sea necesario”, declaró la Asociación de Madres de Falsos Positivos de Colombia. Otra integrante de la Asociación no quiso hablar, pues dijo estar cansada de contar la historia para no tener ningún resultado. “Hay una frustración”, explicó “tras ver que el tiempo pasa y las promesas no se ven satisfechas”.

De frustraciones está hecha la desesperanza en Colombia.

Los diseños reformistas desde arriba tienden a quedarse por la mitad del camino. En el pasado fue el Partido Liberal de López Pumarejo y Lleras Restrepo el que hizo intentos significativos de reforma agraria. Ambos intentos se bloquearon entre las reacciones de derechistas del partido y el conservadurismo, la violencia de los ricos rurales y la soledad de la movilización que fue dividida en pedazos y reprimida en ciclos de violencia.

Quizá los últimos entusiasmos malogrados están en el corazón de los bloqueos, la desconfianza y la desesperación de hoy. El Acuerdo de La Habana, con su política de desarrollo agrario integral, no avanza. La restitución de tierras se frena con violencia. Al horizonte de un cambio de rumbo en cuanto a lo que tiene que ver con narcotráfico se responde con la amenaza de fumigación de poblaciones con glifosato. El apoyo a la reintegración es cada día menos real. La Unidad de Investigación y Acusación de la Jurisdicción Especial para la Paz registra más de 276 firmantes del Acuerdo de Paz asesinados y ha dicho que, de seguir la tendencia como va, a diciembre de 2024 serían 1.600 los excombatientes asesinados. Todos y todas irán moviéndose desde el campo a la ciudad para sobrevivir.

Y hay otras muchas promesas incumplidas. Promesas que le hicieron a la ciudad de Buenaventura tras los dos paros cívicos en que los habitantes pusieron todo en juego. Promesas que le hicieron a la minga. “Nosotros, 10.000 indígenas, no vamos detrás de plata, no estamos pidiendo plata, estamos pidiendo que la paz se haga efectiva”, explicó en 2020 la autoridad del pueblo nasa Émerson Chilgueso. “Matan a la gente y no pasa nada… nos cansamos de esta matanza”.

Las promesas fallidas a los estudiantes frente a lo pactado en 2018. En 2020, por ejemplo, se asignó el menor presupuesto en los últimos 100 años a ciencia y tecnología, cuando los acuerdos decían que debía crecer año tras año. Y está la situación de los más jóvenes que llegaron a noveno, décimo u once de bachillerato desescolarizados. Sin nada a la vista, pasando hambre. “No es cierto que se haya aumentado excesivamente el gasto público para atender la pandemia”, explicó la representante universitaria Jennifer Pedraza, “entre 2019 y 2020 se aumentó solo el 3,7 %, cuando en todo el mundo se destinaban recursos adicionales mucho más elevados”.

Como resume monseñor Darío de Jesús Monsalve: “Lo represado no puede ser objeto de represión”.

 

Pedro Juan Aristizábal Hoyos(86870)16 de mayo de 2021 - 04:04 p. m.
El gobierno de J.M. Santos ha sido el que mayor avance le ha dado al país en las últimas décadas en variados campos y curiosamente es el demonio para las fuerzas más retardatarias. Me sumo a lo expresado por el monseñor "lo represado no puede ser objeto de represión" sabia aformación
Gilberto(54899)16 de mayo de 2021 - 04:39 p. m.
Los que mueren por la vida No pueden llamarse muertos Y a partir de este momento Es prohibido llorarlos: Que se callen los redobles En todos los campanarios. Que para amanecer No hacen falta gallinas Sino cantar de gallos Ellos no serán bandera Para abrazarnos con ella Y el que no la pueda alzar Que abandone la pelea No es tiempo de recular Ni de vivir de leyendas.
Alberto(3788)16 de mayo de 2021 - 11:18 p. m.
Magnífica. Resumen exacto, perfecto de Monseñor Darío de Jesús Monsalve. Gobierno, Tatiana Acevedo.
  • Mar(60274)17 de mayo de 2021 - 01:45 a. m.
    Pero cuando se trata del botín de la iglesia, le echa la culpa a los niños de ser violados por sus curas para no indemnizarlos. Como les pasó a 4 campesinos en Cali.
Enrrique(25171)16 de mayo de 2021 - 09:43 p. m.
uribe CERO!
Pedro Juan Aristizábal Hoyos(86870)16 de mayo de 2021 - 03:56 p. m.
Certero análisis doctora Tatiana. Uno leyendo la "Forma de las ruinas" de J. Gabriel Vásquez se da cuenta de que a lo largo de las historia siempre hay fuerzas retrógradas que no dejan avanzar el país. Actualmente esa mentalidad la representan: "Pastrana, dos Uribes, Duque y Gaviria se ha prestado": a eso suma, la despiadada oposición que le hicieron al gobierno de Samper y al gobierno de Santos.
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