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“Sangre y fraude”

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Tatiana Acevedo Guerrero
20 de marzo de 2022 - 05:30 a. m.
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“Creo conveniente suprimir la restricción del capital y la renta para los ciudadanos que eligen a presidente de la República y congresistas”, propuso Luis de Greiff, senador liberal por Antioquia en 1935. “La considero odiosa, porque hace a unos ciudadanos de mejor condición que a otros, por el solo hecho de tener unos pocos pesos”.

Sin embargo, advirtió que no todos los hombres deberían poder votar en dichas elecciones. “La única restricción justa, y que debe conservarse, es la de saber leer y escribir, que libra al pueblo de la coacción del cacique”, explicó.

Aníbal Badel, otro liberal senador fue más allá: “La razón humana no se amplía con el simple hecho mecánico de saber leer y escribir”, afirmó. Y propuso la adopción del sufragio universal masculino.

Este tipo de sufragio solo se aprobó hasta 1936, pero en 1934 se había iniciado formalmente la cedulación en el país. Huellas, firmas, filas, el proceso fue contencioso desde el comienzo y ya para el 36 se habían expedido leyes creando la figura de los inspectores de cedulación y castigando con cárcel a quienes “porten, retengan o guarden cédulas de ciudadanía pertenecientes a terceros”. Ya para entonces las elecciones eran sinónimo de confrontación dentro de los imaginarios nacionales. “Sangre y fraude” tituló no pocas veces la prensa. Empezando la década de 1930, las elecciones se antecedían y sucedían con violencia.

“Durante la mañana de las elecciones” informó un funcionario desde Lebrija (Santander), “fueron lanzadas bombas de dinamita que causaron un incendio en una parte de la población”. Cerca de allí, en la población de Florida, el Directorio Municipal Conservador describió alarmado cómo un transeúnte liberal había “abofeteado” en plena calle al cura párroco de apellido Figueroa. Tras distintos encontrones, directorios conservadores en Santander y Boyacá decretaron la abstención electoral, aduciendo falta de garantías.

Estos períodos de abstención oficial fueron más comunes entre el liberalismo, pues el partido se abstuvo por falta de garantías en 1926 y 1950. En ambas ocasiones la decisión de no participar fue tomada ante situaciones de fraude grosero y violencia tenaz en contra de electores y políticos profesionales. La decisión de retirarse de la contienda en sí misma fue a la vez causa y producto de la radicalización que condujo a la llamada violencia de primera mitad del siglo XX. Fue en este contexto que se creó la Registraduría General de la Nación, con el propósito de eliminar intermediarios y despolitizar la organización electoral.

Son quizás estos recuerdos los que invaden a analistas y expertos cuando temen usar la palabra fraude. Radicalización y polarización (“sangre y fraude”) son las ideas que les vienen a la mente. Pero no estamos en los 50, ni en los 30 ni en los 60. La jornada de elecciones no está libre de tensiones, pero tampoco se trata de un escenario similar en que el conteo de votos lleve a la batalla física.

A través del pasado reciente hemos visto al narcotráfico invertir en campañas, vimos la parapolítica y se conformaron estructuras de compra de votos a tutiplén. En estas irregularidades estuvo a veces involucrado el Estado y han llevado al desgaste de algunas ideas y partidos políticos. Las tensiones que llevan a la movilización no son hoy netamente electorales y han sido reprimidas a la fuerza. Las marchas cocaleras, el paro cívico de Buenaventura y los paros nacionales se han dado cuando poblaciones se ven arrinconadas entre la falta de oportunidades y la injusticia. No debemos tener miedo al decir la palabra fraude.

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Imagin(14177)21 de marzo de 2022 - 02:40 a. m.
Patraña y AUV se hacen los damnificados. Es como ver al ladrón decir: "¡Cojan al ladrón!" Lo que quizás no sepan es que mientras más reconteos haya, e incluso si se repiten las elecciones, inexorablemente VAN A PERDER POR GOLEADA porque su proyecto fracasó, y porque el pueblo ya no come cuentos, ni recibe limosnas indecorosas que buscan torcer su voluntad de cambio.
PEDRO(90741)20 de marzo de 2022 - 04:53 p. m.
Cuenta regresiva: faltan 140 días para que termine este fantoche gobierno. El país necesita un presidente sin manchas en su hoja de vida y que apueste por hacer política ajustada a la constitución y las leyes.
luis(49812)20 de marzo de 2022 - 03:40 p. m.
La mejor defensa es el ataque. Les pillaron lo que pretendía hacer con su registrador y ahora grita su emperador fraude, como si no se estaban beneficiando de la pérdida de más de 500 mil votos.
Domingo(21374)20 de marzo de 2022 - 02:57 p. m.
La Historia política de Colombia esta llena de fraudes electorales, pero creo que la peor fue la creación del tenebroso y excluyente Frente Nacional, Un pacto entre liberales y conservadores para repartirse el poder, no hubo lugar a un movimiento político diferente a de ellos, y cuándo lo hubo, Rojas Pinilla, le dieron el triunfo a Pastrana con el fraude mas monumental y descarado de la historia,
william(51538)20 de marzo de 2022 - 02:42 p. m.
Este país, por cuenta de sus políticos mezquinos y sectarios, está mal di to. No cabe duda.
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