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Soluciones urbanas

Tatiana Acevedo Guerrero
02 de octubre de 2022 - 05:30 a. m.

La “ciudad moderna” que se construyó en Colombia en el siglo XX tenía sistemas de infraestructura que extraían agua, por ejemplo, la trataban y distribuían en los hogares. La ciudad era vista como un lugar que podía y debía estar distanciado de la naturaleza. Sin embargo, estas ideas de separación entre naturaleza y ciudad se han modificado. En tiempos de cambio climático, pérdida de biodiversidad y densificación urbana, la (re)integración de la naturaleza en las ciudades se promueve como medio para resolver los desafíos que vienen. Con el término “soluciones urbanas basadas en la naturaleza”, la narrativa de la naturaleza urbana se reinventa, reposiciona y revaloriza.

Estos intentos de reconfigurar la naturaleza urbana plantean preguntas cruciales sobre cuáles (de quién, para quién) son los valores, intereses y principios que deciden sobre los futuros urbanos. En Colombia son muchas las ciudades en que se invierten fondos públicos y privados en las mentadas soluciones basadas en la naturaleza. Se argumenta que estas permitirán cumplir con los objetivos de adaptación y mitigación al cambio climático. Cartagena es una de las que despiertan mayor frenesí inversionista. Los ecosistemas de manglares ubicados en su costa están siendo restaurados. Se desarrollan también programas de siembra de árboles, ferias ecológicas, reforestación alrededor de los arroyos que hacen parte de la cuenca de sistemas lagunares y “repoblaciones de peces” para conservar la fauna de lagunas que abrazan la ciudad.

Al leer planes maestros de Cartagena, así como informes de organizaciones multilaterales y proyectos turísticos o inmobiliarios, se queda uno con la idea de que la ciudad está cada día más compenetrada con sus arterias de agua, sus olas, sus árboles. “La biodiversidad prospera y las poblaciones humanas son más resilientes”, se afirma. “La incorporación de la naturaleza en las ciudades mejora su habitabilidad al reducir las temperaturas, filtrar el agua y limpiar el aire”, se promete.

Verde, peces, parques, techos verdes, hoteles verdes. Esa es la naturaleza que se promueve y se financia, pero no es toda la que vive entre las calles cartageneras. Insectos, aguas contaminadas y aguas domésticas almacenadas son también naturalezas urbanas. Son unas de las que no se habla tanto y a las que nadie llama “soluciones”.

Esta semana los habitantes del barrio Fredonia tuvieron sus casas inundadas con las aguas servidas del caño Calicanto. “Cada vez que llueve es el mismo problema, no puede caer una sola gota de agua porque siempre nos inundamos”, denunció un habitante. Otra reveló que su casa está inundada gran parte del año, pero no ha sido visitada por ninguna autoridad local. A mediados de semana hizo noticia un insecto “raro” que ha aparecido en los distintos barrios afectados por las inundaciones. “Aunque sean llamados de diferentes formas en diferentes partes del mundo, no son una cucaracha, son chinches de agua”, explicó un especialista. Se debe “revisar la humedad de las casas… esto evita que se apareen en escondites de la casa y vayan a crear nidos”, recomendó. “Si llega a picarte, lo recomendable es asistir a un puesto de salud sin entrar en pánico, ya que esta picadura no es ponzoñosa”, dijo. Por su cuenta, la radio informó sobre las decenas de barrios que, además de lidiar con las inundaciones, estuvieron sin agua potable a lo largo de la semana y tuvieron que recogerla en baldes y almacenarla dentro del hogar.

Estas otras naturalezas en las que no se invierte afectan a los barrios de menores ingresos en una ciudad que tiene un alto nivel de inequidad social (con 49 % de sus habitantes viviendo bajo la línea de pobreza, el 60 % de los cuales son mujeres afrocolombianas). Como lo han descrito trabajos académicos de profesoras como María Quevedo-Gómez, los habitantes “no blancos” de Cartagena han tenido acceso limitado a la educación, la salud, el trabajo y otras oportunidades sociales y continúan viviendo en estas condiciones de marginación.

Así las cosas, más que depender de las mentadas “soluciones urbanas basadas en la naturaleza”, cabe desear más soluciones urbanas basadas en la redistribución y la disminución urgente de la desigualdad.

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