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La luz encadenada

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Tatiana Duplat Ayala
23 de octubre de 2025 - 05:05 a. m.
“Censurar la obra de Gabriel García Márquez es negar la complejidad humana: el deseo, la violencia, la soledad, el poder”: Tatiana Duplat Ayala.
“Censurar la obra de Gabriel García Márquez es negar la complejidad humana: el deseo, la violencia, la soledad, el poder”: Tatiana Duplat Ayala.
Foto: Biblioteca Nacional
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Cien años de soledad fue vetada en decenas de bibliotecas escolares de Estados Unidos. Lo mismo ocurrió con El amor en los tiempos del cólera, con 1984 de George Orwell, con Ensayo sobre la ceguera de José Saramago, con Las aventuras de Huckleberry Finn de Mark Twain, con El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde y con El cuento de la criada de Margaret Atwood, por nombrar solo algunas de las obras censuradas.

Esto, más que un ataque a la literatura, es una mordaza a la democracia. En plena era de la información y la Inteligencia Artificial, el mundo se hace cada vez más estrecho y oscuro. Vetar un libro es una manera de borrar preguntas. Se teme a lo que incomoda, lo que sacude, lo que no se puede controlar; pero ¿qué democracia sobrevive si se prohíbe imaginar?

Cien años de soledad incomoda porque recuerda y hace palpable lo que muchos quisieran ignorar. En Macondo, la memoria es una fuerza que se resiste al olvido, un espejo donde la historia sin tiempo revela sus repeticiones. Censurar la obra de Gabriel García Márquez es negar la complejidad humana: el deseo, la violencia, la soledad, el poder. Es también un intento de domesticar el asombro, de prohibir la contradicción moral y el vuelo poético de lo real. ¿Qué miedo puede provocar una familia que nace y se extingue en el ciclo eterno de su propio destino, si no es el miedo a reconocerse en ella?

La censura atenta contra la literatura, pero más contra la ciudadanía: contra la posibilidad de formar lectores críticos capaces de imaginar otras realidades. Sin libros que incomoden, la democracia se vuelve un eco dócil del poder. Vetar un libro no borra sus palabras: las esparce. Las convierte en semillas que esperan otro lector, otro tiempo u otro país menos temeroso de mirar su propia sombra. Por eso leer es, tal vez, la forma más profunda de resistir. Mientras exista quien lea, sueñe y recuerde, ningún poder podrá clausurar la imaginación ni ponerle cadenas a la luz.

@tatianaduplat

Tatiana Duplat Ayala

Por Tatiana Duplat Ayala

Historiadora de la Universidad Javeriana y doctora en Historia egresada del Programa de Paz y Conflictos de la Universidad de Granada. Cursó el Ciclo Básico de Estudios Musicales con énfasis en violonchelo en la Universidad Nacional de Colombia. Cuenta con amplia experiencia en la implementación de proyectos de cambio social y construcción de paz
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JAMES BIANEY TORO ACEVEDO(s9sfa)24 de octubre de 2025 - 03:06 p. m.
Una censura literaria, por mínima que sea, es una grieta en el cimiento de la libertad. Su justificación suele vestirse de protección, a la infancia, a la moral, a la seguridad, pero en realidad es el miedo disfrazado. Miedo a las ideas que desafían, a las preguntas que incomodan, a la pluralidad que nos obliga a pensar. La verdadera educación no consiste en ocultar lo perturbador, sino en dotar de herramientas críticas para confrontarlo.
Sebastián Felipe ABarlobanto(54861)24 de octubre de 2025 - 02:55 p. m.
[2 de 4] incorporar en el filme y la publicidad aclaraciones y avisos de que se trata de una «ficción basada en hechos reales, cualquier semejanza no implica afirmación histórica», no mencionar al magistrado como colaborador del M19, y suprimir algunos apartes del guion como «Ni usted, Gaona, que es uña y mugre con estos terroristas» (https://n9.cl/1dksp). Menos mal que el juez de tutela no ordenó la quema del filme, cárcel y tortura para los autores. No más tutelas fascistas.
Sebastián Felipe ABarlobanto(54861)24 de octubre de 2025 - 02:55 p. m.
[3 de 4] No faltaba más sino que los abusos de los jueces de tutelas fascistas se extiendan hasta direccionar y mutilar el contenido de las obras de creación o del intelecto. Ojalá las productoras y el director de la película denuncien penalmente por prevaricato a ese juez abusivo, y presenten denuncias ante organismos internacionales.
  • Culebro59(18501)26 de octubre de 2025 - 01:25 p. m.
    Craso error el suyo, el magistrado Gaona salió vivo del palacio de justicia, así está documentado, a él lo asesino el glorioso ejército nacional.
Sebastián Felipe ABarlobanto(54861)24 de octubre de 2025 - 02:55 p. m.
[4 de 4] Un juez dicta una sentencia de tutela fascista contra una película, bibliotecarios fascistas censuran obras literarias… ¿Qué sigue? ¿Escarbarán - atizarán las cenizas de las hogueras de la Inquisición los modernos torquemadas? ¿Solamente la Biblia? Ay, censores - depredadores de la cultura. Sebastián Felipe
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