— OITES TOLA, ¿CÓMO FUE QUE DIEron con el paradero del Mono Jojoy?
— No fue fácil… Resulta que Jojoy estaba fregao de la diabetis, tenía tanta azúcar que cuando orinaba en el monte las hormigas se le subían por el chorro… Entonces debido a esta enfermedá el pobre Mono mantenía las patas como un nazareno y le tocaba usar botas especiales.
— ¿Botas de caucho con buitrón?
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— Entonces el Ejército supo que Jojoy había mandado por un par de esas botas y les puso un chí pa seguirle el rastro…
— ¿Un “chí”?
— Es una cosa de tenología de punta, que lo manejan desde un satélite y saben dónde está el tipo… Pero la operación casi fracasa porque cuando se las entregaron, después de una travesía de mes y medio, el vergajo Mono resultó con que las quería de otro color más alegre.
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— ¿Y el sudor de las patas no dañaba el chí?
— Menos mal una de las mujeres de su anillo de seguridá se las tiñó a su gusto… Lo que es la vida: un tipo tan avispao como Jojoy y se puso una botas marca GPS.
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— ¿Y por qué le encontraron ese montonón de computadores?
— Dicen que el Ejército lo tenía muy acorralado y estaba en los rines, sin un peso, entonces puso un “café internel” y vendía minutos de radioteléfono.
— Pero tenía puesto un reló Roles, quizque carísimo.
— Precisamente lo estaba rifando, pa conseguir lo del pasaje pa Venezuela, porque el sueño de Jojoy era terminar sus días en un país más seguro.
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— Cuentan que Jojoy era un tipo muy frío y con un humor negro retinto y que se despedía de los secuestrados diciéndoles: Manéjense bien, pa fusilarlos de últimos.
— Y se comenta que cierta vez una periodista le bregó a hacer un perfil y que no le pudo topar a Jojoy la “parte humana”.
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— Ole Tola, ¿Jojoy por qué era tan malvado?
— Hijo de tigre… El taita como que también era más malo que la comida de la cárcel y desde chiquito lo entrenó pa la guerra: dicen que lo ponía a jugar golosa en un patio minado.
— O sea que Jojoy es hijo de la Violencia… Mejor dicho: el hijo calavera de la Violencia.
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— Dios quiera que los demás guerrilleros entiendan ¡por fin! que jamás de los jamases van a conseguir el poder a las malas, que le aprendan a Chávez que subió a punta de labia.
— A propósito, ¿por qué estará tan calladito Chávez?
— Debe estar haciendo el minuto de silencio por Jojoy.
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— En fin Maruja, como cristianas pidamos paz en la tumba de quien nunca nos dejó disfrutarla.
— Pobre Jojoy, resultó dulcecito pa las bombas… Ajualá su sucesor en ese puesto sea más humanitario.
— ¿Sucesor? ¡No fregués! ¿Ya tiene reemplazo?
— Ay mija, lo que es la guerrilla y los narcos lo tienen grueso pa promover a su personal.
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— Oites Maruja, ¿ya comprates el libro de Íngris Betancur?
— Sí, pero creo que me lo vendieron pirata porque trae prólogo de Clara Rojas.
— ¿Y cuenta al fin por qué disgustó con Clara?
— A según Íngris, Clara era la preferida de los guerrilleros y se notaba en los detalles: le daban la mejor presa del mico, le dejaban la cadena más larga, podía oír las chicharras hasta tarde…
— Parece que Íngris le cogió inquina porque Clara le dañó varios intentos de fuga.
— Es cierto, a Íngris le dio mucha rabia sobre todo la vez que se volaron y Clara se devolvió a despedirse de los guerrilleros, quizque porque a ella desde chiquita le enseñaron a saludar y a despedirse.
*Los diez más pobres del mundo con Tola y Maruja, teatro Pablo Tobón Uribe de Medellín, este martes 28 a beneficio de la Sociedad San Vicente de Paúl.