— Oites Tola ¿qué te ha contao José Odulio de la visita de Uribe a Clara Rojas?
— Que conversaron de lo lindo y que Clara contó detalles de su vida en la selva: Que no comían sino frisoles y lentejas y que agotaron todas las recetas posibles con estos dos ingredientes, incluyendo frisoles rellenos de lentejas.
— ¿Y Clara contó por qué rompió su amistá con Íngris?
— Que disgustaron la vez que se volaron juntas y se perdieron y la una decía que por allí y la otra que por allá.
— Tenían puntos de vista distintos.
— Entonces quedaron que la prósima vez se volaban tres, pa el caso de un empate.
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— ¿Y qué contó Clara de la cesárea? Qué susto que un guerrillero le raje a uno el vientre, porque los paracos al menos tienen esperiencia…
— Clara cuenta que el parto fue horrible, que se sentía en una EPS.
— ¿Y es verdá que del estrés a Clara no le bajaba la leche?
— Y Jojoy le dio contentillo: le dijo que tranquila, que iban a secuestrar a Sofía Loren.
— ¿Y cómo pesaron al niño?
— Muy fácil: los guerrilleros improvisaron una balanza con un palo y dos talegos, y en un lado pusieron al niño y en el otro iban poniendo kilos de coca.
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— ¿Y de qué más hablaron Uribe y Clara?
— Del Acuerdo manitario… Clara le preguntó que cómo iba a seguir la negociación con las Far y Uribe le contestó que tiene un as bajo la manga: poner de mediador al ex presidente ecuatoriano Bucaram.
— Uribe que es tan vivo debería proponele a los gringos que partan gastos, que él despeja Pradera y que ellos despejen La Florida.
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— Entonces la mamá de Clara, doña ídem, trajo chocolate con bizcochos y Uribe aprovechó pa cambiar de tema y les contó que Lina anda por el municipio de Santo Domingo, Antioquia, donde están celebrando los 150 años del natalicio del escritor Tomás Carrasquilla.
— Ve Tola ¿vos has leído a Carrasquilla?
— Ya sabés querida que yo no me gusta leer libros porque o me duermen o me desvelan…
— Dicen que Carrasquilla escribe muy sabroso y que su novela Frutos de mi tierra lo deja a uno con la boca abierta.
— Yo duermo con la boca abierta.
— También dicen que Tomás Carrasquilla es como el chanchullo de Chambacú: injustamente olvidado.
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— Hablando de Santo Domingo ¿es cierto Tola que se casa en Cartagena el hijo menor de don Julio Mario?
— Estoy invitada y no sé qué poneme.
— Pues decile a Piedá Córdoba que te preste la sudadera roja que lució en la liberada de Clara y Consuelo.
— Ni riesgos… Si en la costa suda uno ¡cómo será de sudadera!
— Me supongo que la boda de ese muchacho será a todo timbal.
— Pensaban tirar la casa por la ventana, pero no cabía porque es una mansión.
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— Pasando a otros ricos ¿cómo le estará yendo en la cárcel a Pablo Ardila?
— Quizque al principio se sintió muy mal por las condiciones higiénicas de la celda, pero que ahora anda güete cazando cucarachas y ratones.
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— ¿Y cómo terminó la visita de Uribe a Clara?
— Uribe no se aguantó las ganas de mentar el romance con el guerrillero y le preguntó a Clara si eso había ocurrido por el Síndrome de Estocolmo o por el mal de vereda.
— ¿Y qué le dijo Clara?
— Que esperara el libro.
— ¿Y qué cara hacía Emanuelcito?
— Uribe le llevó de regalo dos boticas pantaneras y se puso a cargalo y le preguntó que qué quería ser cuando grande y el niño le contestó que anti uribista.