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Tola me llamó urgente pa que fuera a su casa y yo salí como una loca en levantadora a ver qué diablos ocurría porque la sentí muy angustiada.
Llegué de una porque vive enseguida y me topé con un cuadro de Macondo: Ananías el marido de Tola estaba amarrado al árbol del patio, con la mirada perdida y saliva en las comisuras.
Mirá pues querida con las que resultó este hombre -me dijo Tola transida de dolor-: se levantó esta mañana jura taco que quiere ser candidato presidencial, quizque porque siente “una obligación con Colombia”.
Pero Tola, ¿Ananías venía así o fue que amaneció de repente así? Él traía la cantaleta de que la campaña se perratió y que ya cualesquier atembao cree que puede gobernar este manicomio.
¿Y por qué lo tuvieron que amarrar? Iba a reclamar la pensioncita del mínimo quizque pa publicitar su aspiración por redes y mandar a estampar camisetas y bordar cachuchas y poner pelaos a recoger firmas.
¡Este país necesita un cambio estructural donde quepamos todos! -esclamó Ananías con un tonito veintijuliero que me erizó, y tomando aire prosiguió: ¡Las estirpes condenadas al uribismo y al petrismo merecen una segunda oportunidad sobre la tierra!
Tiene discurso -le dije a Tola muy preocupada-. Ve querida, dale un tintico con valeriana y hablemos con él a ver si recapacita cuando le digamos que en los debates tendrá que ver al Tigre Abelardo sin medias.
Mientras Tola pegó pa la cocina aproveché y le dije: Ole Ananías, ¿cuál es tu plan económico? Pues conseguir billuyo -contestó muy seguro, lo que me demostró que la tiene clara.
Pero, ¿qué te hace pensar que estás capacitao pa manejar este platanal? “Me cabe el país en la cabeza” -contestó Ananías, y no pude evitar mirarle la cabezota que se manda, donde también le podrían caber Venezuela y Panamá.
Ananías, los votantes te van a pedir trayectoria, títulos académicos… Por eso no se preocupe misiá Maruja que ya coticé un diploma en la San José y me gradúo ahorita en diciembre. Y si pago una platica extra me ponen Cum laude.
¿Y en seguridá qué proponés? Chumbimba ventiada -dijo sin gaguiar con los ojos inyectados-. Y voy a bombardiar los parques donde fumen mariguaneros y les voy a clavar un impuesto a los guéis.
Voy a modificar los requisitos pa ser embajador de modo que no se necesite sino el pasaporte y hablar español, manque lo maltrate… pero la condición principal es que sea conmilitón.
Y llego a sacar a todos los petristas del gobierno, estradito al ojibrotao, encano a Nicolás y Benedetti, voy a Nicaragua por Carlos Ramón, destierro al Doctor Krápula y obligo a Juliana Guerrero a terminar el bachillerato.
En esas volvió Tola y le dije al oído: la cosa está peliaguda porque dice cosas que la gente de a pie quiere oír, su mensaje va calar. Yo creo vos que debemos adherir antes que coja más fuerza.
¿Te parece? -preguntó Tola dudosa-. Porque yo me iba arreglar pa salir a principiar las vueltas pa declaralo interdito. ¿O sea Maruja que lo debemos apoyar y buscale una vice?
Tiene madera, y le veo demasiao potencial porque muestra enterito el talento que posee todo político que se respete: el cinismo. Y una cosa que va a contar mucho en las votaciones: no tiene tuiter.
No sé Maruja, me da pensión que en algún debate se tope con Vargas Lleras y se chupe un coscorrón, o que llegue a segunda vuelta contra el Dotor Balín y se enciendan a plomo.
Tola, hablemos ya mismo con Uribe pa que lo meta en la consulta del Centro Democrático y lo descoja a dedo, como antes, cuando no botaban la platica en consultas ni encuestas pendejas.
Ay, Gaza…
