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Mientras desachunamos medialunas en un café de Buenos Aires, un televisor sin volumen muestra niños muertos en Gaza y por achá suena Cambalache: “Que el mundo fue y será una porquería…”.
Hoy los argentinos mostrarán qué tan desesperaos están: o votan a Patricia Bullrich, la ficha de Macri, de la misma derecha que dejó el país en los rines, o van con Sergio Massa, el atual ministro de Economía que los acabó de hundir.
Pa que entiendan la situación de los pobres argentinos, es como si al terminar el gobierno de Duque el candidato del continuismo hubiera sido el ministro Carrasquilla… ¡Chupe y me deja!
O votan al chalao Milei, que cerró su campaña con una manifestación tetiada y que tiene güetes a los pibes de 16 años porque les habla de sacar a los políticos de una patada en el orto.
El periodista Jorge Lanata dijo: “Los jóvenes apoyan a Milei porque son bastante boludos, no leyeron nunca una mierda”. Pa que entiendan, en Colombia un boludo sería un joven Cabal.
Pero no son tan boludos estos pibes, nosotras le preguntamos a uno por qué vota a Milei y nos dijo: Porque con Javi me podría equivocar, pero con los de siempre fijo que me equivoco.
Conversando con la gente nos dicen que seguramente se irán a balotaje entre Massa y Milei y que Macri apochará a Milei (quizque son la misma perra con distinta guasca) y entonces las patillas volverán a la Casa Rosada.
Pero que el greñudo Milei no podrá cumplir todo lo que promete porque si quita las achudas del gobierno los mismos “boludos” que lo subieron lo rajarán de una patada en el derrier.
Nosotras de turistas nos hemos beneficiado de estos sucidios: con un dólar montamos dos veces en metro y dos veces en bus… Y la gente no se cuela.
Tola y yo les deseamos la mejor suerte a los hermanos argentinos, gente tan querida que vos les das las gracias y te contestan: “No, por favor”. Y te pasan el mate pa que chupés.
Buenos Aires es una ciudá encantadora, llena de arquitetura bonita y esculturas preciosas. Hemos visto muy buenas comedias, con unos actores de aquí a la Patagonia.
Y aunque la tranquilidá porteña se ha dañao un poco, nosotras somos aterradas de ver que la gente deja tranquilamente el carro en las caches del centro, sin que nadie les diga: ¡Bien cuidaíto, mono!
Qué envidia: los carros esperan a que pase el peatón, y aunque los porteños alegan duro y se dicen de todo, y hasta se pueden ir a “piñas”, no se guindan a puñaladas. No matan a sus líderes sociales.
Vimos caminando por la vereda al líder político Larreta acompañado de una mujer, de noche, solos, por una vía solitaria, sin el enjambre de guardaespaldas que se necesitan en Colombia.
Bueno, nuestro paseo llega a su fin y tenemos mucha pereza de volver a la realidá de Medellín, a tener que descoger entre el de Uribe y el de Quintero… Qué desaliento tan infinito.
Tola y yo vamos a votar blanco pa Alcaldía de Medellín porque ni Fico ni Caregripa nos mueven el piso, y aprovechamos pa invitar a los paisas a que de pura pica votemos blanco.
Sí, por supositorio que sí, el voto blanco no sirve pa nada si no gana, pero por lo menos serviría pa que los políticos sepan y entiendan que los ciudadanos sí queremos opinar con el voto.
El voto blanco tiene la ventaja que nos saca de la apatía y fortalece la democracia. La astención no tiene gracia. Y lo mejor: sería el entrenamiento pa una revocatoria.
Ñapa: Pa Gobernación de Antioquia sí nos gusta Luis Fernando Suárez… ajualá ganara.
