Tola y yo andamos güetes con el curso de politólogas que estamos tomando en el Sena. Pa mañana tenemos de tarea analizar las votaciones del domingo.
En este análisis queremos esponer el caso del candidato a la alcaldía de Rionegro, Antioquia, Fernando “Tola” Valencia, que le dicen Tola porque en la escuela se disfrazó de Tola y Maruja.
Fernando iba como volador sin palo a conquistar la alcaldía, gracias a su carisma y trabajo con la comunidá, pero en los últimos días de campaña los uribistas regaron el chisme que Tola era “el de Petro”.
Y santo remedio: perdió. Definitivamente el uribismo es una astilla pal manejo del miedo… Alfred Hitchcock y Stephen King no les llegan ni a los jarretes.
Otro aspeto interesante de este análisis es que Petronilo resultó con el cuento quizque ganó. No falta sino que reclame como suyo el triunfo de Rendón en la gobernación de Antioquia. Y bueno, sí, Petro le ayudó.
La derrota de Quintero en Medellín estaba cantada y la votación tan bastante de Fico tiene muchos votos-castigo pa este culebrero que nos dio tres vueltas y nos dejó como Pirulo.
Ya Fico alvirtió que con el gobierno de Quintero no puede haber empalme sino allanamiento. Y quizque muchos funcionarios quinteristas están renunciando porque les da pena entregar.
Eso sí, nos gustó demasiao que haiga quedao de concejal Juan Carlos Upegui pues sería una lástima que saliera de circulación el apodo Caregripa.
Pero ojo, no cantemos vitoria, Daniel Quintero es un zorrillo (literal: por astuto y por lo mal que güele su gestión) y tiene enyerbao a Petro… y nada raro que lo veamos de embajador en Palestina.
Y pa terminar el maluco tema Quintero, oigan pues lo que contó el exdirector de Ruta N: quizque cuando Daniel le ofreció la secretaría de Gobierno a Esteban Restrepo, el pobre muchacho le dijo que no se creía capaz, y Quintero le contestó: Fresco que ahí aprende.
Otra conclusión de esta “fiesta de la democracia” (y lo de fiesta le cae al pelo porque qué guayabo tan berriondo) es que el Parto Histórico no tiene con quién. Y en eso se parecen Petro y Uribe: caudillos sin herederos.
Nuestro análisis llegó a otras conclusiones: se deberían prohibir las encuestas pa no perder la sorpresa, y quitar la bendita recogida de firmas que nos tiene hasta aquí.
Otra sugerencia sería la financiación gubernamental de las campañas, y pa ponele picante y no perder la costumbre se podría canalizar a través de Odebrecht.
Los debates se deberían reglamentar y que solamente participen los candidatos que tengan propuestas novedosas: drones y cámaras pa Isla Fuerte, metro pa Itsmina, puente sobre la “quebrada” de Sanitas…
También se debería reglamentar la propaganda eletoral: pa que no tengan ventaja los que pueden pagar fotógrafo, que todos salgan con el retrato de la cédula y que todos usen la misma frase: “Primero la gente” o “Pelotillehue nos une” o “Juntos hacemos más” o “Con toda por Macondo” o “Comala imparable”…
Un eslógan de esta campaña que nos pareció campeón fue: “Sabaneta a otro nivel”, y no se queda atrás el de un candidato de un municipio tuquio de migrantes: “Necoclí trilingüe”.
También hay que quitar esa pendejada de prohibir la doble militancia: uno tiene todo el derecho de recapacitar y no le pueden coartar el libre desarrollo de su transfugacidá.
Ñapa: se comenta que Petro revolcará el gabinete y volvería a llamar a Cecilia López, José Antonio Ocampo y Alejandro Gaviria.
Ñapita: Tola y yo estamos más tranquilas desde que nos resinamos a que no nos va a tocar montar en el metro de Bogotá. Invitamos a los adultos de Bogotá a elaborar el duelo.