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Tola y Maruja contestan

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Tola y Maruja
01 de febrero de 2015 - 03:00 a. m.
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DISTINGUIDAS COMADRES,

Las felicito, a ese periódico le hacía falta un consultorio sentimental donde las personas como mi persona nos podamos desahogar: soy un guerrillero raso metido en la selva, incomunicado, sin saber cómo va lo de La Habana. Por ahí oí en el transistor que nos piensan volver policía rural y tengo mis inquietudes: ¿me conviene volverme polocho? ¿Me darían también un taxi? ¿Puedo entrar gratis a ver estritís? ¿La oferta también es para mi hermano Elmer Cenario, que trabaja de paraco?

Atentamente,

Mao de Jesús, guerrillero profesional.

Querido chusmero,

Por su letra vemos que usté no tiene bolígrafo, y por su buena escritura (las palabras completas) notamos que no tiene en qué chantiar. Afortunado usté, porque los pelaos de la ciudá están dañando el idioma con las maldingas computadoras.

Sobre su pregunta, la verdá es que nos coge fuera de base y no sabemos qué aconsejarle. Tanto la guerrilla como la policía tienen sus ventajas: en la policía usté se puede dejar el bigote y en la guerrilla no tiene que embolar las botas.

Pero nosotras, nosotras —Tola y Maruja, consejeras espirituales— le recomendamos meterse de policía rural. A usté le va mejor de señor agente porque se puede quedar en la vereda y almorzar en su casa.

Usté de guerrillero no tiene riesgos de jubilarse y es una vida muy azarosa: sin vacaciones, sin compensatorios, cero incapacidades, nanay cucas de prima... Y cuando pida la baja le dan de baja.

En cambio de policía usté tiene todas las garantías y puede cargar su propio teléfono cedular y bajar una aplicación que le muestra dónde están los ladrones.

Otra ventaja de la policía rural es que usté puede estudiar, terminar su kínder, y hasta volverse un hombre de letras, como el policía que nosotras conocimos que era poeta: Rafael Tombo.

Y no crea, estimado bandido: ser policía rural puede ser más emocionante que ser guerrillero. Quién quita que le toque capturar a una Yayita...
—Tola, esplicale a ese pobre narco terrorista qué es una yayita, él por allá encuevao ni sabrá.

Dícese de muchachas voluntuosas, buenonas, que engatusan celadores pa robar en los apartamentos.
—Ve Tola, nosotros en el edificio nos prevenimos de las yayitas y conseguimos un portero gay.

Prosigo: Otra ventaja de ser policía en vez de guerrillero es que si comete una falta se la apuntan en la hoja de vida, pero no lo fusilan, y puede andareguiar tranquilo por el campo porque usté ya sabe dónde sembró las quiebrapatas.

La policía, todo hay que decirlo, tiene sus lunares, y muchos ciudadanos se quejan de que no sirve ni pa taco de escopeta (No se nos olvida la noche que marcamos al CAI: ¡Ausilio, se nos metió un ladrón!, y nos contestó el agente: ¡Pásemelo!). Pero es una istitución que nos cuida mal que bien.

Y mucho ojo, Maoíto: cuando esté de policía y tenga bochinches con su compañera sentimental, esconda el revólver, que ya las mujeres estamos cansas con la disculpita de los “crímenes pasionales”.

En resumidas cuentas, apreciado bandolero, a usté no le espera nada bueno en la chusma porque ahora los gobiernos cuentan con unos aparatos, drones se llaman, que lo ubican a sumercé esté donde esté, así sea debajo las naguas de su mama.
Tus tías que te quieren,

Tola y Maruja


Posdata: Otra ventaja de ser policía es que usté de guerrillero tiene que llegar cumplido a las tomas de poblaciones, en cambio de policía puede llegar al otro día.

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