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Gustavo Francisco -le dijo Tola al presidente Petro sirviéndole una torta de pescao seco con arepa y cacao negro-, vos deberías aprovechar la Semana Santa pa reflesionar sobre la comprada de los tales aviones suecos.
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Tola tiene razón, Tavo -apoyé yo-, ¿qué necesidá hay de conseguir naves de combate? A ver: ¿cuál vecino nos va declarar la guerra? ¿Ecuador? ¿Venezuela? ¡Con qué alientos!
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No crean, tías, Maduro está enfierrao -dijo Petro dándole un muelazo a la torta de pescao, que junto con las hojaldras nos alborotan la saudade del tren, cuando íbamos de Yolombó a Puerto Berrío por la orilla del Nus.
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Bueno, y supongamos que el tósigo Maduro nos arme la guerra -dijo Tola-, pues sumercé lo llama y le dice, al estilo del cómico Gila: ¿Hablo con el enemigo? Pa pedile el favor que no nos dispare todavía, que andamos sin aviones.
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Y le decimos a Uribe que nos haga el plis y llame a Donaltrón y le proponga que nos arquile unos bombarderos bien baratos y fiaos pa dale chumbimba a Venezuela…y listo el pollo -dije yo.
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Otra cosa que podríamos hacer es fabricar nuestros propios aviones -dijo Tola-. No nos podemos dar el lujo de desperdiciar el talento colombiano que ensambla esos sumarinos hechizos pa llevar cocaína, tan bien jalaos.
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Muy cierto -agregué yo-, ¿o qué tal comprar los aviones chatarra de Aerocondor y Aces y restauralos y ponelos bien uvitas pa la guerra? O arrendar los de Avianca… claro que en esas sillas no cabe un militar con paracaídas, fusil y morral.
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Otra cosa: supongamos que el vergajo Maduro nos ataque, pues lo enfrentamos con todos nuestros ejércitos: el oficial, el ELN, las disidencias de las Far, las disidencias de las disidencias, el Clan del Golfo, la Oficina de Envigao, el Cartel de Sinaloa, el amoroso Tren de Aragua…y eso sin contar los reservistas del paraquismo tradicional y nuestros mercenarios por el mundo. ¡Avi María, no nos derrota ni Rusia juntada con Irán, Israel y Corea del Norte!
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Nadie nos va atacar, Tavo… todos los países saben que si en Colombia nos juntamos la gente de bien con los uribistas purasangre y los petristas purapaja acabamos hasta con el nido de la perra.
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No más imagine que estamos en guerra con Venezuela y que el fastidioso Maduro nos siembra espías en Bogotá: pues se los emburundangamos, les damos el paseo millonario y se los devolvemos en calzoncillos.
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Ningún país en sus cabales nos atacará, Tavo: póngale que la gorsobia Daniel Ortega nos agreda y mande paracaidistas y estos pobres caigan en el barrio Santafé a las tres de la mañana. No vuelven ni a deshacer los pasos, le digo sinceramente.
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O que el caremuñeco Bukele nos desembarque infantería en Cartagena y que les toque almorzar mojarra en Playa Blanca a precios de guerra. ¡Chupen por bobos!
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Venezuela lo pensará dos veces antes de invadirnos y meter sus tanques a nuestras carreteras llenas de güecos y minadas de peajes… y tuquias de migrantes encaramaos en sus cañones.
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Tavo, no derrochemos pólvora en gallinazos briegando a lograr un poderío aéreo que no necesitamos, pudiendo llegar a un arreglo con los ingenieros traquetos y reforzar el ramo de los sumarinos.
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También podríamos persuadir a los vecinos del error de un ataque a nuestra soberanía. ¿Cómo? Muy sencillo: les damos a conocer el informe de la Comisión de la Verdá pa que nos cojan miedo. ¡Santo remedio!
Ñapa: Oítes vos Tola, el ministro de Salú dijo que el Estado tiene la patria potestá de los menores. Vea pues, ya los mamertos se quieren apoderar de Miguel Uribe.
Ñapita: El dotor Álvaro Leyva debería contar todo lo que sabe de Petro antes que se le olvide.
No, no y no… no podemos olvidar a Gaza.
