Presidente Petro, ¡dispierte! ¡dispierte! que ya son casi las 3 de la tarde -le dijo Tola jalándole la cobija de tigre y quitándole el osito de peluche con el que duerme.
Gustavo se levantó con los ojos hinchaos de dormir, se sentó en la cama con la modorra enterita y se quedó un rato mirando lelo las arrastraderas y bostezando.
Eso le pasa por trasnochar tanto pegao del berriondo cedular trinando carajadas -le dije untándole saliva en los ojos pa que se terminara de espabilar-. Venga y se toma un tintico.
Oiga pues Tavo -le dijo Tola componiéndole el cuello de la piyama-, anoche no pudimos pegar el ojo pensando en la ideota que se...
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