Berrionditas, ¡ya votamos! Y no vamos a decir por quién porque el voto es secreto, y más el voto vendido. Pero no hablemos de política que ya nos sabe a... miércoles.
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Ajualá alguno gane de una bendita vez en primera vuelta, pues lo que somos Tola y yo no resistiríamos una segunda, con el mismo debate-sonsonete y Petro “peinando” a los crespos.
No nos aguantaríamos más a Viqui preguntándole a Federico si ajiaco o bandeja paisa, como si estuviera despachando almuerzos, y Gutiérrez muy charrito diciendo que su plato preferido es el hondo.
No soportaríamos otros 20 días de campaña, con Piedá Córdoba metida en quién sabe qué berenjenal y las campañas diciendo que en las otras campañas están “asustaos y desesperaos”.
Por eso hoy estamos güetes, pues Fajardo nos convidó pa Nuquí a ver ballenas. Salimos esta misma tarde sin esperar los resultaos de las votaciones y nos vamos a desconetar del todo.
Lo que es la vida: gracias a la ministra Abudiniar vamos a disfrutar sin Internel, sin redes ni guasá, solas con el profesor Fajardo, lelas ante el océano y esperando que asomen las ballenas.
Claro que enteramente Tola y yo no le vemos gracia a las tales ballenas (no nos ispiran ni mu), pero con tal de no estar por aquí en la segunda vuelta nos pegamos de un avión fallando.
Como dice el dicho: nunca segundas vueltas fueron buenas, y esta pinta más jarta que hastái... A no ser que los uribistas saquen por fin el video íntimo de Petro.
Fajardo nos habla maravillas de las ballenas y nos contó que la que se tragó a Jonás fue una ballena azul, que puede pesar 190 toneladas. Quizque se comunican entre ellas con sonidos y que las demás se burlan de las jorobadas.
La historia de Jonás está en la Biblia: una ballena se lo zampó, estuvo tres días en la barriga del animal y cuando volvió a la casa su esposa no le creyó el cuento.
Y con toda razón, pobre mujer: el esposo se le desaparece todo un puente festivo después de quincena, y llega el martes todo trasnochao y le sale con que se lo tragó una ballena. ¡Las guamas!, quién sabe con qué bagre andaría.
A Fajardo le gustan mucho las ballenas porque son muy centradas, nadan por toda la mitá y no se dejan seducir de los cantos de sirena de los estremos... son coherentes.
Nosotras le propusimos que en vez de ballenas viéramos delfines, pero Fajardo nos dijo que ya no quiere nada con los hermanos Galán, culpables con Íngris del triste naufragio.
Eso es lo maluco de ir al silencio del mar Pacífico: que a uno lo coge la pensadera y piensa que Íngris Betancur fue de lo peorcito de esta campaña. Qué pesar.
Y seguramente Fajardo pensará lo bobo que fue en 2018 cuando se largó a ver ballenas, en vez de apoyar a Petro y ya hubiéramos salido de él. Y lo galleta es que le hubiera tocao la pandemia.
Pensar no es tan bueno porque le da uno la razón al dotor Alejandro Gaviria cuando dice que el presidente que le conviene a este volcán social es Gustavo Francisco Petro Urrego, más conocido como el Ojibrotao.
Tola y yo casi votamos hoy por el profesor Fajardo, pero nos pusimos a pensar: eh, va y pasa y se nos daña el paseo a Nuquí. También contemplamos votar por don Rodolfo, pero la embarró con Palocabildo.
Tola quería votar por Gutiérrez y le alvertí que a nuestra edá no aguantamos otros cuatro años de uribismo. Santo remedio.
Bueno mis amores, vayan a votar... Y voten por Petro, salgamos de eso.