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Hoy madrugamos pa Paloquemao a conseguir asadura pal desayuno y nos topamos al candidato Alejandro recogiendo firmas en compañía de Juanita Gorobetus.
Le firmamos de una, porque una firma y un vaso de agua no se le niegan a nadie: en esta campaña Tola y yo hemos firmao por jijuemil candidatos, incluyendo a John Hitler Delgao y Judas Echeverría Chiriboga.
Al dotor Miguel Ceballos le firmamos por física compasión y a don Rodolfo Hernández porque nos amenazó que si no le dábamos la firma nos pegaba un tiro.
A don Rodolfo le sugerimos que hiciera pareja con Hitler y serían imbatibles, y a Judas le preguntamos cómo nos garantizaba que no nos traicionaría.
Lo primero que le dijimos al retor Alejandro fue: sumercé lindo, ¿qué le pasó en la descachada esa de que Carrasquilla fue un buen nombramiento en el Banrepública?
Ay, tías —respondió Alejo mientras Juanita trataba de peinalo—, había dormido muy mal, y pa completar, cuando el periodista me hizo la pregunta el berriondo tapaboca me empañó las gafas y me tupí.
Ojo con eso, Alejandro, que te espera una campaña voltajuda: ¿vites que los petristas andan diciendo que te lanzates sólo pa que tu esposa renunciara al Banco de la República y la junta, toda uribista, no deje que Petro imprima billetes?
Y pilas Alejo que te la van a montar por tus apellidos —siguió la politóloga Tola—, vas a tener que decir que el Gaviria te viene de Carlos Gaviria y el Uribe de Uribe Uribe.
También te van a caer en gavilla porque sos ateo —dije, pero Juanita me reviró—: Mejor, pues quiere decir que Alejandro no dejará los problemas en manos de Dios.
A mí lo que me duele es que jodo a Pascual, mi hermano periodista —dijo Alejandro con desaliento. No Alejo, Pascualito puede pasar a la oposición y así quedan en familia gobierno y oposición.
Ole Alejandro —metí la cucharada—, ¿a quién pensás poner de vice? Aún no sé, tías, pero quiero una mujer bien tesa. ¿Y no has pensao en la negra Francia, que sería tu Kamala?
No Maruja, a mí me parece que la vice de Alejo debe ser María Fernanda Cabal —dijo Tola y se quedó muy seria. Juanita y yo soltamos la carcajada y Alejandro parpadió como sapo en tomatera.
No se rían de a mucho que no veo desvirolada mi propuesta: ¿no pues que Alejandro busca es unir a los colombianos? Ái ta: la reconciliación del país puede empezar domando a María Fernanda.
Tola, dejá de hablar pajarilla —dije yo—. ¿Vos te imaginás a la Cabal de vice y ofreciéndole al presidente Alejandro una botellita de agua que le vendió Néstor Humberto?
Es que Alejo no necesariamente se la tiene que aguantar en Palacio sino que la manda de embajadora donde el bolsón Bolsonaro, o la pone de canciller pa que componga las relaciones con Cuba y Venezuela.
Vos lo que tenés es hambre, Tola, no fregués —la jalé de la cartera—, caminá sigamos pa la plaza y allá te zampás un piscolabis. Pero en esas se arrimaron a firmar Claudia López y Angélica.
¿Y ese milagro, amiguis? —esclamó Tola al verlas. Quiay tías —saludó la alcaldesa—, es que no habíamos vuelto a salir con mi muñeca porque Bogotá está más peligrosa que un tiroteo en un ascensor.
¿Ya tienen pensado por quién votar, tías? —preguntó Angélica—. Porque yo estoy indecisa: me encanta Alejandro pero me da pesar de Fajardo.
Nosotras sí estamos resueltas: le daremos el voto a ojo cerrao al candidato que nos prometa que apenas suba saca al hijo de Pastrana del Banco Mundial.
Ñapa: Para los uribistas ateo es el que no cree en Uribe.
