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Estábamos en la cocina alistándole sus cinco termaos diarios de tinto cuántico y se nos apareció el presidente Petro más contento que marrano estrenando lazo.
¿Si vieron pues tías el bochinche que armé con Donaltrón? Soy el primer presidente del mundo, oígase bien: del mundo mundial que desafía al moneco-pecueco… ¡Soy inolvidable!
¿Y se pillaron tías que le di sopa y seco al periodista Daniel Coronell en la encerrona que me hizo? Cuando me preguntaba cosas de Maduro yo le hablaba de Hegel y Karol G.
Ole Tavo, ¿cuál reguetonero viene siendo Hegel, que no lo distingo? -preguntó Tola-. Es el filósofo del reguetón, ignoranta -le dije yo mientras Petro se limpiaba la saliva blancuzca de las comisuras.
¡Voy a ser inolvidable, hijueput…! -esclamó Petro con una cara de medicao que nos dio fue pesar-. El universo se acordará de mí: ¡Petro “el mudo”, el único contra el que el gringo nada pudo!
Y, sí, hay que reconocer que Tavo será inolvidable -nos dijimos Tola y yo-, por lo menos en Colombia, donde lo recordaremos pa siempre los pacientes de la salú, los acionistas de Ecopetrol…
Los invitaos a sus eventos que lo esperábamos 3 y 4 horas pa que llegara a hablar de la envidia que le guardaba Santander a Bolívar porque el Libertador tenía la espada más larga…
No lo olvidarán los televidentes de RTVC y los medios públicos que oyeron moler del Último Aureliano como ese líder galático al que le gustaban las mujeres que acompasan el cerebro con el no se qué.
No lo olvidarán Cecilia López, José Antonio Ocampo y Alejandro Gaviria, ni su jefe de Planeación y copartidario Jorge Iván González, a quienes sacó como escupa de mueco a la primera crítica que osaron susurrar.
Tampoco lo olvidarán Benedetti, al que salvó del aburrimiento de Roma, ni el pastor Saade, al que sacó del anonimato y lo rumbó al desprestigio, ni Carlos Ramón González, al que le consiguió una hamaca frente al lago Xolotlán.
Petro es inolvidable porque fue el primero que abrió una sucursal de la primera dama en Panamá, el primero que tuvo un ministro-ministra y el primero que nombró un militar en Defensa después que los colombianos habíamos quedao en que no.
El primero que subió a tarima la famosa banda Oficina de Envigao a que dieran un concierto… para delinquir, en la pura Alpujarra, en las mismas barbas de Fico y Andrés Julián. ¡Avi María!
Y el primero que en ejercicio del cargo se puso pelo y se estiró el cuero, pero no se pudo desbrotar los ojos ni pulir la boca ni agrandar aquello…
No lo olvidarán las periodistas que bullinió (pasao del verbo bulliniar, hacer bullin), las tales Muñecas de la mafia, ni los Brayan, muchachos vulnerables que pasaban de agache con su nombre sonoro hasta que Petro los banderió. ¿Quién les va a costear a estos pobres brayans las vueltas del cambio en notaría?
Petro será inolvidable: el presidente que viajó más que Gulliver, el que le dio asilo a Martinelli, el que volió la bandera de Guerra a Muerte mientras hablaba de Paz Total…
Pero lo más inolvidable (y almirable) de Petro es que trabajó enguayabao. Y trabajar enguayabao no es mamey: esas ansias de una cervecita pa entonar, y después un “plon” de maracachafa pa estabilizar, y después busque a Benedetti a ver qué tiene pa aterrizar…Y rápido, Armando, que tengo entrevista con Coronell.
Inolvidable Petro: el único que llevó la izquierda al poder pa poder desacreditarla.
Grafitis. Ojo, Uribe anda absuelto.
Ñapa. Nuestro embajador en Estados Unidos debería negociar pa que no prohíban del todo Cien años de soledad y dejen leer tan siquiera cincuenta.
Payola. Las inolvidables Tola y Maruja vuelven a Cali. masboleteria.com
