-Oítes Tola, qué pasó el 20 de julio de 1810, vos que estuvites presente.
-No pues, tan charra… Mirá ignoranta, te voy a contar pa que aprendás historia patria:
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-Ese viernes, hace ya 215 años, era día de mercao en Santa Fe, que así se llamaba Bogotá.
-¿Y ya esistía el equipo de fúrbol Santa Fe?
-Desde eso no quedaba campeón.
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-Entonces la plaza estaba llena de pueblo: indios, negros, mestizos, mulatos, zambos…
-Hum, Petro hubiera armao una tarima.
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-Los criollos venían muy descontentos con el gobierno español por los impuestos, más que todo al tabaco, el aguardiente y el juego, tres elementos muy sensibles pal costituyente primario.
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Y también estaban mamaos de la corrución: los españoles eran tan corrutos que al que denunciaba la corrución le pegaban un tiro… le pegaban uno y faturaban tres.
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-Entonces los criollos no aguantaron y se rebotaron: ¡No más corrución española, queremos corrución criolla!
-Ve Tola, ¿por qué les decían criollos?
-Pues porque eran de aquí, como la papa criolla.
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Oiga pues: un grupo de notables planiaron pa ese 20 de julio armar un borbollón y sacar de taquito al virrey Amar y Borbón, un cucho tan mediocre que parecía jefe de Gabinete.
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-¿Y cómo fue lo del “florero de Llorente”?
-José González Llorente era un chapetón, que así les decían a los españoles, y tenía una cacharrería en todo el marco de la plaza.
-¿Y por qué de Llorente, si era González?
-Porque Llorente era el apellido de la mamá… y era el que más le mentaban.
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Entonces los notables comisionaron al criollo Antonio Morales pa que fuera a la cacharrería de Llorente a pedir prestao un florero pa adornar una comida criolla.
-¿Criolla?
-Con hogao.
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Buenas las tenga, don Llorente -dijo el criollo dentrando a la cacharrería-. A ver si sumercé nos hace el favor y nos presta un florero.
¿Presta? -contestó golpeadito el español-. Yo no presto, vendo.
Entonces el criollo cogió un florero muy aparente que había en el mostrador y se lo estortilló en las patas a Llorente y le gritó: ¡nazi!
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Llorente, al ver su florero vuelto añicos se emberracó, pues era un florero importao… Si hubiera sido de Ráquira o Carmen de Viboral a lo mejor ni hubiera habido independencia.
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¡Me hace el favor señor Morales y me recoge ya mismo los pedazos y me los pega con pega-loca! -vociferó el peninsular con las venas del cuello brotadas.
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¡Loca quién! -reviró el criollo, y salió gritando por la calle: ¡Me están diciendo loca! ¡Los españoles dicen que los criollos somos una manada de locas y que nos van a dar por la retaguardia!
-¿O sea vos Tola que la independencia se prendió por un chisme? Vea pues, vos y yo hubiéramos sido unas heroínas.
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Y el pueblo se insublevó y empezó a gritar: ¡Abajo el mal gobierno, abajo el mal gobierno!
-Y eso que no les tocó el de Pastrana.
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Pero los indios se conformaron con tirar piedra a la cacharrería de don Llorente y a las casas de los chapetones y ya se iban pa las veredas, antes que los cogiera el pico y placa.
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Y ahí fue que José Acevedo y Gómez los frenó y les dijo: ¡Si perdéis este momento de efervescencia y calor!
-¿Calor en Bogotá?
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Pero los indios ranchaos en que se tenían que ir pa la casa, que mire la hora y ellos sin almorzar. Entonces Acevedo y Gómez les repartió chicha y mogollas… Y esa fue la primera compra de votos.
Los criollos armaron una junta de gobierno, y fueron tan bobos que nombraron presidente de la junta al virrey que tumbaron… y así comenzó la Patria Boba.
Ñapa: Quizque Petro quiere traer la estatua de la Libertad para nombrarla ministra de la Igualdad.
Dios, acuérdate de Gaza.
