Ya les dijimos pues que nos gustaría dejar esta coluna porque a veces no topamos enteramente de quién rajar y se nos pone la mente en blanco.
Teníamos lista la carta de renuncia pero nos timbró el cedular: era el general Henry Sanabria, diretor de la Policía, pa invitanos a un esorcismo.
No nos quiso contar a quién le íbamos a sacar el demonio, nos pidió asoluta reserva y nos dijo que lleváramos una muda pa tierra caliente y botas de caucho.