-Te noto achantada Tola, ¿qué te pasa?
-Tuve un agarrón con mi nieto Brayan Alcides porque ayer ajustó cinco años sin trabajo, y cuando le digo que salga a rebuscar manque sea subempleo me sale con que él es poeta.
-¿Poeta? ¿Es trovador?
-Ajualá trovara, así al menos tendría coloquita en la Feria de las Flores. Nada vos, es un pinche poeta, de los que piden prestao el pasaje o se van echando pata pal centro con la disculpita de mirar “la bóveda celeste”.
-¿Y ha sacao libros?
-Uno mero, con una plata que yo de boba le presté y que prometió pagame cuando se ganara un premio de poesía… sacó docientos libros y ahí tiene arrumaos más de la mitá engordando cucarachas. Esperá te lo muestro.
Mientras Tola iba al cuarto del reblujo por el libro, yo me puse a soperiar la pieza del tal poeta: cortina de bambú, una biblioteca hecha con ladrillos y tablas, libros regaos, un tizón de palo santo en un cenicero, pocillos con cunchos de tinto, un afiche de un tipo con cara de caballo: Porfirio Barba Jacob.
-¿Vites pues la cama sin tender? -me dijo Tola volviendo con el libro, limpiándole el polvo con el delantal-. No la tiende quizque pa qué si la va a destender por la noche… que no paga tendela.
-Mirá en lo que se tiró el préstamo que le hice -me dijo Tola entregándome el librito, más bien flaquito y con una portada sin gracia y un título grandote: “Confieso que he bebido”.
-En la primera hoja la dedicatoria: “A mi mamita Tola, musa y mecenas”. Eso es lo que más cabezona me tiene vos Maruja… busqué lo que quiere decir “mecenas” y creo que esa platica se perdió.
-¿Y no te hizo un abono con los libros que ya vendió?
-¡Cuál vendió! La mayoría los tuvo que regalar… él mismo se burla diciendo que el libro “se regala muy bien”. Yo le compré el primero pa que hiciera el nombre de Dios. Entre toda la familia a duras penas vendió siete, y pare de contar.
-¿Y lo ha llevao a librerías? Pues claro, y le reciben dos o tres en consignación por pura lástima y lo encaletan entre los de autoayuda a ver si algún despistao lo paña. De la feria del libro lo han sacao tallao porque no permiten vendedores ambulantes.
-En estos días lo animé pa que lo ofreciera en el semáforo de la Caracas con 22, pero volvió al momentico muy aburrido porque unos migrantes venezolanos lo braviaron, que ese puesto tenía dueño.
-¿Y lo han invitao a recitales pa que lea los poemas?
-Lo invitaron al festival “Nuevas voces afónicas” y le fue muy bien con una poesía sobre la declaración de renta. Prestá yo la busco.
Y mientras Tola buscaba el poema yo me puse a pensar en los pobres padres de familia cuando un hijo sale del clóser lírico y les confiesa: Amá, apá… soy poeta. Y los pobres taitas sin saber si dale una pela o metelo a terapia.
-Aquí está -dijo Tola apartando el libro a tiro de presbicia-. Se titula “Plataforma Muisca”:
Ni medios electrónicos ni saldos a favor
Ni base gravable ni ingresos brutos ni renta líquida
Ni ganancias ocasionales ni contador juramentado
Ni activos ni pasivos ni retefuente
Ni deducciones imputables ni renta presuntiva
Ni dos últimos dígitos de la cédula ni el Iva.
La vida del poeta de dolor no está exenta:
O alabamos la Luna o declaramos renta.
-Ay Tola, no sé ni qué decite querida… qué pesar de la mamá: lo pior es que un hijo te salga sin ánimo de lucro.
Payola: vayan a ver la bella peli comedia-triste Un poeta.
Los niños de Gaza no tienen ni alientos de llorar.