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El conflicto político puede ser bueno

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Tomás Molina
05 de enero de 2024 - 02:05 a. m.
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El sentido común está en contra del conflicto político. Según parece, es uno de los peores males que puede pasarle a un país. El estado normal es el de la armonía y la unidad; el anormal es el de la división y la envidia. Este último llevaría a cosas muy malas, como líderes populistas, enemistades y declives institucionales.

Como siempre, el sentido común apunta a algo cierto, pero su mirada resulta insuficiente. Si pudiésemos confiar en sus lecciones sin más, la filosofía y las ciencias serían innecesarias. Veamos este problema desde la perspectiva de Maquiavelo y Nietzsche.

El pensador italiano había notado que en toda república hay dos clases: la de los “grandes” o nobles, y la de los “populares” o plebeyos. Cada una tiene sus propias inclinaciones. Los primeros quieren dominar, mientras los segundos solo desean no ser dominados. Esto lleva necesariamente al conflicto. Los partidos de unos y otros van a estar en oposición y esta se puede radicalizar con facilidad.

Desde Maquiavelo podemos ver que los antagonismos son esperables en una comunidad que vive libremente, es decir, a la manera republicana. Es más, uno podría afirmar que la armonía perfecta es casi siempre solo una pantalla para que la élite (los grandes) domine sin oposición alguna de los plebeyos.

Sin embargo, el conflicto entre clases debe darse bajo leyes buenas, instituciones sólidas y una clara conciencia de clase. Si se da con esas condiciones lleva a la libertad de las mayorías, así como a la prosperidad de todos, pues los plebeyos logran contrarrestar el deseo de opresión de los grandes, tal y como sucedió en la antigua república romana. Si se da bajo condiciones inapropiadas, puede llevar al faccionalismo y la desestabilización de la comunidad política.

El problema, en suma, no es que haya divisiones —estas pueden ser productivas— sino que se desarrollen inapropiadamente. En nuestras repúblicas contemporáneas preferiríamos métodos democráticos para lidiar con las tensiones y los antagonismos de clase, pero la lección de Maquiavelo es válida: los grandes y el pueblo están en polos opuestos en una república. Lo raro es que no lo estuvieran. Y quizá deberíamos ver su conflicto positivamente.

Nietzsche era un gran admirador de Maquiavelo y también vio que los conflictos pueden ser productivos. Para ello también son necesarias unas condiciones: que el objetivo no sea la eliminación del enemigo sino la competencia con él. En la “Competencia homérica” distingue entre dos diosas erinias: una lleva a disputas enconadas y a la guerra; la segunda, en cambio, impulsa a rivalizar con el otro por envidia, sí, pero productivamente: si el otro consigue riquezas, yo también las busco, etc. (Pese a que la derecha censura la envidia todo el tiempo, ¿no es esta segunda diosa erinia fundamental en el capitalismo?).

La división, el conflicto, la polarización, la envidia, en fin, pueden desarrollarse bajo la lógica de la primera diosa erinia, en cuyo caso la comunidad se autodestruirá, pero también pueden desarrollarse bajo la lógica de la segunda. Esto no llevará a la armonía perfecta, pero sí a la excelencia y la libertad. Aquí, como en Maquiavelo, dicha armonía no es el ideal.

Quizá a la envidia y al conflicto no hay que temerles tanto. Evaluemos en qué condiciones se dan y sospechemos de los intentos de crear una armonía perfecta.

Tomás Molina

Por Tomás Molina

Politólogo, doctor en Filosofía y profesor.platom___
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Mario(16018)06 de enero de 2024 - 07:20 p. m.
E conflicto político en Locombia es inaceptable a cáusa del modo como los políticos aquí cogieron el erario público para sí.
Camilo(v9l66)06 de enero de 2024 - 12:41 p. m.
"El sentido común está en contra del conflicto político. Según parece, es uno de los peores males que puede pasarle a un país"... lo que nos vendieron como forma de enfrentar a la violencia y que terminó facilitando la implementación del neo liberalismo. Una sociedad sana debe aprender a enfrentar a poderosos y débiles fuera de un campo de batalla: con las palabras.
  • Camilo(v9l66)06 de enero de 2024 - 12:44 p. m.
    La violencia, la guerra en Colombia, hoy existe porque hay ejércitos de expoliación, que apoyan la minería ilegal, el comercio ilegal de madera, de animales, la trata de blancas y hasta de cocaína. Las acciones de todos quienes están en pié de guerra muestran que el país no les interesa.
Alvaro(66505)06 de enero de 2024 - 04:16 a. m.
Es que ninguno quiere entender la posición del otro, también que es dentro de un sistema educativo y cultural diferente, aquí lo único que pensamos es en robar y matar sin importar la ideología. Muy acido?
Sergio(3490)06 de enero de 2024 - 01:43 a. m.
LOs bancos acaban de reportar 19.5 billones de ganancia esquilmada a los usuarios, los gremios en productividad industrial 10% aprox; por el lado la oligarquía de los ricos y superricos (los nobles); mientras el 85% restante (los 'plebeyos') apenas puede reportar aumento de la natalidad, desempleo oscilante (informalidad predominante) y aumento de la pobreza monetaria o extrema al 36% (según el Dane). Y así pretenden que haya calma social o que no haya lucha de clases o discursos de 'socialismo'
Sergio(3490)06 de enero de 2024 - 01:15 a. m.
Los bancos acaban de hacer balance, 19.5 billones de ganacias en 2023, los gremio hablan de una productividad de más de 10%; las clase privilegiadas (gremios, banca, políticos) se supone que estan en alguno de esos grupos, llamados la oligarquía o los ricos y superricos. Los demás, el 88% somos los 'plebeyos' ¿qué podemos reportar aparte de la natalidad y la mayor pérdida adquisitiva y de oportunidades de acceder a mejor educación y salud?
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