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La izquierda es irracionalidad y destrucción. En cambio, la derecha es racionalidad y sensatez para construir un mejor mañana.
O al menos eso se lee en columnas, discursos y tuits.
Como ya lo he dicho anteriormente, la propaganda disemina estereotipos como los de arriba. Con ellos quedamos predispuestos contra la izquierda, porque convierten en sentido común el que sus propuestas son malas, impracticables y estúpidas.
Cualquier persona, aunque esté muy educada, puede creer en esa propaganda. Conozco a más de un académico con títulos en Ciencia Política, Economía, Derecho, etc., que cree en las simplezas mencionadas. El pensamiento crítico no basta si uno no es capaz de usarlo para interrogar los propios prejuicios y estereotipos.
Esto es difícil de hacer, ya que las ideas políticas que uno tiene no son una bagatela más. Pensar que la izquierda es malvada no es igual a pensar que más tarde va a llover. Creer en la malevolencia de la izquierda forma parte de la identidad, ya que uno encuentra un lugar en el mundo a partir de la creencia: “yo soy muy inteligente y moral porque no le creo a la izquierda”, por ejemplo.
Es preciso cuestionar los estereotipos de la propaganda para entender mejor el mundo. No hacerlo es arriesgarse a proyectarlos automáticamente, sin pensar y sin analizar, en lo que haga la izquierda.
Por ejemplo, yo soy un asiduo seguidor de las redes sociales de Lula, el presidente de Brasil. Y me gusta leer lo que la gente le escribe. A pesar de que 8,7 millones de brasileños han escapado de la pobreza desde que Lula volvió al poder en 2023, y de que ha tenido buenas cifras de crecimiento económico (3,3 % en promedio), con baja inflación baja y desempleo igualmente bajo (lo encontró en 8 % y lo tiene en 5 %), los comentarios de derecha describen un país destruido, con desempleo masivo, inflación por las nubes y una pobreza extrema en todas partes.
Pero ese no es un análisis racional, es solo la proyección de sus estereotipos en Lula. Si parten del principio de que la izquierda todo lo destruye, es natural que interpreten el gobierno de Lula así. Incluso alucinan que todo está devastado, aunque no lo esté. Lo que dicen no es una conclusión desapasionada a partir de la evidencia, sino un estereotipo disfrazado de conclusión.
En Colombia también se interpreta a la izquierda desde la propaganda. Al tratar de comprender por qué ha bajado el desempleo, muchos analistas solo postulan hipótesis desde la mala fe. En otras palabras, no atribuyen ni una sola virtud a las políticas actuales. Si el desempleo baja, o es una ilusión, o se debe a razones ajenas al Ejecutivo. Pero ahí no analizan honestamente, ya que no consideraron la posibilidad de una buena política del Gobierno.
Eso no significa que la izquierda no se equivoque. Claro que se equivoca y ha cometido errores gigantescos en términos históricos. Pero también es cierto que, en las columnas, los discursos políticos y los tuits, nos encontramos sobre todo con críticas que no pasan de la proyección de estereotipos.
Y usted, lector, ¿en qué estereotipos cree? ¿serán tan ciertos como piensa?
