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Los neoliberales creen que perdieron la Guerra Fría

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Tomás Molina
10 de mayo de 2025 - 05:05 a. m.
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No miento en el título. Han proclamado su derrota desde 1991 y la siguen proclamando hoy, aunque con ello pongan a prueba los límites de nuestra paciencia.

Todos sabemos que, con el debilitamiento y consecuente caída de la URSS, en todas partes se empezó a implementar un programa neoliberal de al menos cuatro puntos: privatización, desregulación, globalización, y precarización laboral. En países como Chile, Argentina, Reino Unido, Colombia, Estados Unidos, Japón, Rusia, Europa del Este, etc., etc., se aplicó esa fórmula con mayor o menor rigor.

Pero en 1992, Milton Friedman se lamentaba de que tras la caída del comunismo no había habido reuniones en Washington para reducir el tamaño del Estado (con lo que se refería torpemente, como lo hacen todos los neoliberales, a las dimensiones del gasto público). Al contrario, el gobierno federal continuaba aumentando su gasto. Al mismo tiempo, la Sociedad Mont Pelerin (el centro neurálgico del neoliberalismo) se quejaba de que el comunismo se había transformado en ambientalismo, gasto público e integración europea, los tres enemigos que, según ellos, estaban derrotando su visión de libertad.

Para los neoliberales, su triunfo no es tal porque en todas partes los Estados siguen contratando burócratas y gastando. Y eso seguirá siendo así, dicen en Mont Pelerin, siempre que haya democracia.

Como lo ha mostrado Quinn Slodobian en su libro Globalistas, el ideal neoliberal implica blindar las decisiones económicas de la supervisión democrática, pues la democracia destruye el libre mercado. Los pensadores neoliberales moderados no niegan que haya que regular la economía, lo que niegan es que los plebeyos deban participar en la regulación.

Creo que los neoliberales lo han malinterpretado casi todo y se quejan de los efectos y concesiones del neoliberalismo.

Es verdad que en casi todas partes la burocracia estatal ha crecido. Pero como lo señaló David Graeber en La utopía de las normas, hace falta un ejército de administradores para que el mercado libre funcione. Toda iniciativa a favor del libre mercado necesariamente implica más regulaciones y burócratas, i.e., más de lo que los neoliberales odian. (Y toda gran empresa privada viene con burocracias infernales, como lo sabe cualquier usuario de Claro).

Ahora hay más gasto social, aunque se ejerce de acuerdo con el principio neoliberal de la superioridad intrínseca del sector privado. De tal manera, buena parte de ese gasto pasa por manos de empresarios de la educación, de la salud, de la infraestructura, etc. Que eso funcione o no, lo podemos discutir. Lo que es innegable es que esa sea una adaptación neoliberal a las demandas democráticas de gasto público.

Los neoliberales más radicales no se contentan con eso. Quieren eliminar todo gasto y regulación. Anhelan la época en la que el Estado permitía que el plomo estuviera en el queso, que el chocolate tuviera estaño, que el bórax se usara como preservativo, que el café tuviera huesos pulverizados, y que la canela tuviera polvo de ladrillo. Todo eso fue legal en Estados Unidos, hasta que el Estado federal obligó a los fabricantes a adoptar estándares que hoy protegen a los consumidores.

Hasta que, mejor dicho, el Estado acabó con la libertad.

Es claro que hemos visto privatizaciones, desregulaciones y pérdidas de derechos laborales en los últimos 40 años. También es verdad que la economía se globalizó. Unas cuantas concesiones y efectos inesperados del neoliberalismo no bastan para proclamar que no triunfó.

Lo que nunca tuvo fue un triunfo absoluto. Y no lo podrá tener.

Tomás Molina

Por Tomás Molina

Politólogo, doctor en Filosofía y profesor.platom___
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Álamo(88990)12 de mayo de 2025 - 04:29 a. m.
Qué importante tener una columna con una visión precisa, sobre todo del tema de que trata.
Flor Marina Castellanos Villamil(3922)11 de mayo de 2025 - 11:21 p. m.
Excelente Tomás Molina. Como siempre , investigador y pedagógico.
Boppi(61012)11 de mayo de 2025 - 12:08 a. m.
Los totalitarismos son malos, llámese neoliberalismo o comunismo o cualquier ismo, están basados en condiciones "ideales" que van en contra de muchas condiciones humanas y culturales , hace 40 años o más las condiciones laborales eran peores, todavia queda mucho por corregir pero la pobreza ha bajado a nivel mundial, las personas son más longevas por muchas condiciones que han mejorado; los estados totalitarios y con alto gasto son más ineficientes, las evidencias sobran.
David Valencia Cuellar(0vhxw)10 de mayo de 2025 - 11:03 p. m.
Atenas bruto y al lector y encima de todo uribista..... Podrá haber algo peor...
Hincha Rojo(87476)10 de mayo de 2025 - 03:00 p. m.
Acertado análisis.
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