Una de las teorías favoritas de la ultraderecha contemporánea es que el fascismo es de izquierda. Hasta donde yo he podido ver, uno de los primeros en enunciarla fue el noble austriaco Erik von Kuehnelt-Leddihn. En Colombia, María Fernanda Cabal y sus simpatizantes la repiten de manera constante.
Pero no quiero refutar aquí dicha teoría. No vale la pena siquiera considerarla con seriedad. El aristócrata del que hablaba arriba confundía y manipulaba conceptos para llegar a conclusiones absurdas que le resultaban satisfactorias. La cuestión aquí es que la acusación de Cabal es irónica. Ella misma comparte al menos un par de elementos con el fascismo, lo que la pondría peligrosamente cerca de la izquierda tal y como ella la entiende.
Uno de los puntos esenciales de la doctrina fascista es que hay un grupo superior que ha sido oprimido por seres inferiores. A menos de que los mejores se tomen el poder y restauren su dignidad perdida, el futuro es apocalíptico. El problema es que los inferiores en algún sentido también son superiores, como el judío en la ideología nazi. Es bajo, sucio, imbécil e inmoral, pero al tiempo tiene una inteligencia gigantesca que le permite dominar a los arios.
¿No vemos lo mismo en el caso del “petrista”?
Esta figura, en la mente de los seguidores de Cabal, es pobre, fea, bruta, no se baña, no trabaja y no quiere nada. Al tiempo, sin embargo, es capaz de orquestar paros nacionales, de adoctrinar a todos los estudiantes, de amasar fortunas y de someter a los ciudadanos de bien, es decir, a la gente trabajadora y honesta (el grupo superior).
Los vagos que necesitan estudiar son, como el judío de la doctrina nazi, disciplinados genios maquiavélicos.
El fascismo hace una operación de desplazamiento freudiana (Verschiebung). ¿Qué quiere decir esto? En la teoría psicoanalítica, uno puede descargar (desplazar) la rabia que siente hacia el jefe, por ejemplo, en un objetivo como la pareja. El fascismo desplaza los antagonismos económicos y sociales, para ubicarlos en el judío. El mafecabalismo hace lo mismo y los ubica en la figura del “petrista” o “izquierdista”. Así pues, la razón por la que la economía colombiana no despega o por la que no hay paz se debe a que hay unos vagos que lo quieren todo regalado.
También como en el fascismo, hay un sujeto culpable de borrar todo lo que tenía el más alto valor (la libertad, la familia, la propiedad), para reemplazarlo con un igualitarismo apocalíptico. El izquierdista aquí es ese culpable, pues no acepta la jerarquía natural entre quienes trabajan y quienes no, obligando a los primeros a pagarles una vida de hedonismo a los segundos. Los valores fundamentales quedan así borrados.
Si Hitler decía en Mi lucha que “la doctrina judía del marxismo rechaza el principio aristocrático de la naturaleza”, con la consecuencia de “la destrucción de los habitantes del planeta”, desde el mafecabalismo uno podría decir que “la doctrina izquierdista del igualitarismo rechaza la jerarquía natural entre quienes trabajan y quienes no”, con la consecuencia de “la destrucción de los habitantes de Colombia”.
No nos excedamos. Cabal no es una fascista.
Pero a una derechista debería preocuparle tener principios en común con quienes considera izquierdistas.