Las personas con ideas políticas diferentes a las mías son bodegueras. ¿Por qué otra razón dirían falsedades? No puede ser que se equivoquen de buena fe. Tampoco que tengan un compromiso ético con ideas que me parecen falsas. Solo yo debato moralmente, el resto argumenta por plata.
La actitud descrita arriba es el colmo del narcisismo. Parece una caricatura, pero cualquiera con experiencia en las redes sociales sabe que es relativamente común. Llamémosla “todos son bodegueros, menos yo”. Dicha actitud parte de lo que podríamos llamar el principio de malevolencia: suponer que los contrincantes siempre argumentan de mala fe, son...

Por Tomás Molina
Politólogo, doctor en Filosofía y profesor.platom___
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