Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Si al actual ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Andrés Fernández Acosta, le queda un poco de sensatez y de vergüenza, debería renunciar a su cargo con el fin de no incomodar más a la opinión pública y de paso evitar que semejante escándalo continúe acrecentándose internacionalmente con grave perjuicio para el País, que de acuerdo a como están las cosas son varios los gobiernos y organismos de cooperación que ya tienen previsto retirar las ayudas que desde años atrás vienen otorgando para diferentes programas del Agro.
En su exposición en el Senado de la República, se fue por las ramas, sin desvirtuar a fondo ninguno de los cargos que hasta la presente fecha se le han endilgado. Quedó plenamente demostrado que su defensa fue más protagónica que jurídica. Tiene buena verborrea de plaza pública. En síntesis
Fue una defensa que abrió más heridas, e incertidumbres, de paso faltó al respeto a personajes e instituciones de la vida nacional. Pretender desvirtuar las graves acusaciones que pesan sobre el programa: Agro Ingreso Seguro, es como querer tapar el sol con las manos. Todos los días aparecen nuevas y serias evidencias con graves señalamientos a personas naturales y jurídicas por haber recibido subsidios sin que mediara justificación alguna para su objetivo social.
La desviación de estos recursos y su distribución en forma perversa y amañada con complacencia de altos funcionarios del Estado no admite discusión alguna. Pero lo más grave, existen otros programas cuyos presupuestos han sido saqueados, por ejemplo: La vivienda Rural Campesina, las Convocatorias, las Alianzas Productivas y los Incentivos de Reforestación Rural; al indagar en el Ministerio sobre todo este despelote nadie da razón de nada.
Empecemos por aclarar que desde un principio el programa de subsidios sin retorno: Agro Ingreso Seguro, fue desviado de su objetivo inicial. Su parte fundamental fue el de subvencionar a pequeños y medianos agricultores que presuntamente iban sufrir problemas para la producción, transformación y comercialización de productos cuando entrara en vigencia el TLC, entre Colombia y los Estados Unidos, por el ingreso de productos originarios de este último País, en forma masiva y a precios de por sí muy competitivos en virtud a que están subsidiados por el Gobierno USA. Sin embargo, como todos sabemos el TLC, entre Colombia y los Estados Unidos, continúa sin aprobarse. No obstante que el Tratado se firmó en Febrero / 2007, aún está en vilo puesto que, según los Demócratas, el Gobierno de Colombia no ha Cumplido con una serie de requisitos para que surta su trámite final.
Según fuentes de entera credibilidad, el escándalo AIS, va a ser otro palo en las ruedas para que tanto Demócratas como Republicanos, consideren la aprobación de este Tratado. La razón es muy sencilla: Los recursos que iba a utilizar nuestro Gobierno, para programas conjuntos de importación y exportación, han sido malgastados y desviados de su objetivo con grave engaño para sus verdaderos promotores que son los pequeños y medianos productores campesinos. Considero que fueron tantas las incongruencias en su defensa que difícilmente el Ministro Saldrá bien librado de la Moción de Censura. Son muchas las acusaciones que tiene en su contra, unas por acción y otras por omisión, simplemente por guardarle la espalda a su antecesor Andrés Felipe Arias, quién prácticamente es el cerebro de semejante debacle nacional con repercusiones internacionales.
Pero supongamos que la Moción de Censura, no pase, el actual Ministro Fernández ya ha perdido toda la confianza y credibilidad del País. La clase campesina se encuentra indignada y es posible, que después de semejantes bochornos vendrán marchas y mingas. El escándalo y los continuos debates continuaran extendiéndose por toda la geografía nacional.
Todavía es tiempo señor Presidente: lo más sensato es aceptar que hubo malos manejos con este programa y muchos otros. Dé la cara al País, explique lo que ocurrió, pida la renuncia al Ministro Fernández y a todos los demás funcionarios comprometidos en estos ilícitos. Póngalos a buen recaudo de las autoridades competentes. Así permitirá que todo vuelva a su cauce normal. Mientras tanto continuaremos navegando por aguas turbulentas con un posible naufragio al final.
