Las irregularidades cometidas en el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, con los programas de: Agro Ingreso Seguro, es apenas una leve escaramuza en relación con lo que ha venido sucediendo desde hace varias décadas cuando sus principales Instituciones adscritas desaparecieron víctimas del saqueo, la corrupción y el despilfarro, sin que a la fecha se conozca la más leve sanción en contra de los responsables.
Nadie entiende cómo los ministros de agricultura de los últimos treinta años no se dieron cuenta de semejante debacle. Valdría la pena que todos ellos, dieran una explicación ante la opinión pública y Organismos de Control, sobre el estado en que recibieron la Cartera del Agro, con el fin de establecer responsabilidades. Por lo menos, con el actual ministro Andrés Fernández, está clara su responsabilidad y complicidad con las irregularidades cometidas por su antecesor Andrés Felipe Arias, al no haberlas denunciado oportunamente.
Además, su prepotencia está llevando a que se cometan serios atropellos contra los usuarios importadores del ICA, quienes al solicitar permisos Fitosanitarios para importar arroz procedente de Perú, bajo la normatividad Andina, ha tenido el descaro de autorizar al gerente Luis Fernando Caicedo Lince, para no expedirlos, sin que medie justificación alguna, problema que ya está lesionando gravemente las relaciones comerciales Colombo- Peruanas; de donde se derivarán indudablemente acciones civiles y penales contra los responsables, por abuso de autoridad, prevaricato; y daños y perjuicios. Sería bueno que los Organismos de Control, los desenmascararan para establecer qué tipo de chanchullo tiene montado con algunas organizaciones de arroceros que viven obstruyendo con sus argucias y artimañas el comercio de producto tan fundamental para la dieta de los colombianos.
Considero que con todas estas anomalías el Gobierno está en mora de intervenir el Sector Agropecuario, con el fin de establecer un diagnóstico social definitivo y ubicar a tanto delincuente de cuello blanco que se hacen nombrar en sus Instituciones con el único propósito de cometer peculados, saqueos, y favorecer intereses personales, familiares y particulares. No nos asustemos si esta intervención se lleva a cabo; porque nos quedaremos estupefactos con personajes de la vida nacional comprometidos en el ilícito, que además de tener el cinismo de dictar cátedras de moral, tienen el cerebro carcomido por la inmoralidad pública.
Desde hace siete años en el Ministerio de Agricultura, se estableció el sistema de las convocatorias para proyectos productivos subsidiados por el Estado; lamentablemente está es otra piñata de corrupción; a los pequeños y medianos campesinos, para participar en ellas, no les queda alternativa distinta que la de pasar la mordida o buscar el empadronamiento político. ¿Qué decir de las Cadenas productivas y de las Alianzas estratégicas para adjudicar proyectos?, son miles los millones de pesos invertidos en programas inocuos y tan mal estructurados, pero tan bien pagados, que a la postre no se realizan, sencillamente porque el objetivo primordial es el robo al erario público, mas no para un desarrollo social. Démonos un paseíto también por los programas de vivienda rural campesina; han sido tan bondadosos los presupuestos y tan pobres los resultados que dan ganas de sentarnos a llorar, con algunas excepciones, estos dineros han ido a parar al bolsillo de contratistas irresponsables muchas veces con la complicidad de altos funcionarios. Otro capítulo bastante preocupante es el de los incentivos que otorga el Estado para programas de reforestación, esta es otra vena rota del Ministerio de Agricultura, sino, que lo diga el viceministro Juan Camilo Salazar, sobre quien pesan serías responsabilidades de lo que está sucediendo. Su gestión como director de Comercio y Financiamiento, dejó muchas dudas, por las arbitrariedades que cometió con los contingentes de importación.
Los Organismos de Control deben iniciar una profunda investigación más allá del tema que nos ocupa, AIS; para que el País se de cuenta de todas las irregularidades cometidas con los diferentes programas diseñados por el Gobierno para beneficio de nuestra clase campesina, pero que, infortunadamente, cuando no se desvían, caen en manos de O.N.G, del Sector Agropecuario, que por lo regular los manipulan y los manejan a su acomodo. Estas organizaciones que existen como intermediarias o representantes de los campesinos ante los poderes centrales del Estado, bien valdría la pena meterlas en cintura, la mayoría son entidades fantasmas o de papel, que caen como hienas para apropiarse de los dineros destinados por el Gobierno al desarrollo del sector rural.
Total que este debate apenas empieza, hay que ahondar sobre tema tan importante para la vida nacional. Las Instituciones del Agro siempre han sido el premio de consolación a políticos quemados que no alcanzaron a llegar a las Corporaciones Legislativas, pero, que, sin embargo conquistaron algunos votos en las urnas y reciben como premio de consolación un instituto adscrito al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, sin tener el más mínimo conocimiento sobre la materia. Pero, así hay que hacerlo para tener contentos a los caciques de los cuales dependen nuestros gobernantes y desgraciadamente la suerte de nuestros campesinos.
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