Publicidad

Hasta luego y Contrapunto

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Valentina Coccia
08 de enero de 2021 - 03:00 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

El 2020 nos obligó a explorar nuevas formas de comunicar. Al no poder estar presentes físicamente en la vida de otras personas o en los espacios en los que usualmente nos movíamos, exploramos cómo enseñar, cómo trabajar y cómo enviar nuestro cariño a las personas cercanas. Fue un reto mantener relaciones, fue un reto adaptar nuestras actividades cotidianas a los espacios de nuestras casas, fue un tremendo desafío tratar de enseñar o de aprender a través de Zoom, Meet u otros sistemas configurados para la comunicación. Esta gran coyuntura, en lo mucho o en lo poco, nos obligó a evolucionar, a cambiar y, honestamente, también a evaluar la vida como la veníamos llevando. Yo no fui la excepción.

Encerrada en casa, como todos, durante un largo período tiempo percibí el peso de la nada. Aunque las muertes y contagios crecían fuera de casa, la realidad parecía inamovible. A través de esta columna intenté hacer llamados a la compasión y a la solidaridad y a menudo encontré un espacio de desahogo para la tremenda carga que sentía. Sin embargo, el espacio en casa también se convirtió en una oportunidad de acción. Fortalecí mi propio proyecto creativo y fundé mi escuela La Voz, un espacio para enseñar las artes desde el desarrollo humano. Aunque llevo años siendo maestra y artista escénica, durante el 2020 mi pasión se abrió tanto campo y experimentó tales revuelos que otros espacios fueron perdiendo fortaleza, entre ellos este espacio, la columna que durante tantos años El Espectador me brindó.

Más que abandonar la columna, he pensado en diversificar mi escritura hacia distintos canales. He pensado en dejar este espacio para discutir, ocasionalmente, temas relevantes de actualidad o eventos históricos que merecen ser recordados en circunstancias actuales. Para hablar sobre mis verdaderas pasiones, el arte, la cultura y la educación, he creado, a través de El Espectador, el blog Contrapunto. En este espacio hablaré con frecuencia de mis descubrimientos, estudios, encuentros y anotaciones sobre estos temas, a los que he dedicado mi vida en cuerpo, alma y corazón. Podrán encontrarlo en el espacio de blogs de cultura y mis publicaciones comenzarán a partir de la semana entrante.

Muchos me han preguntado por qué titulé Contrapunto el blog. Les contaré brevemente la historia, esperando que la curiosidad de mis lectores los incite a visitar el espacio. Hace poco, curioseando en internet y extrañando asistir a conciertos y espectáculos escénicos encontré un concierto titulado “En contrapunto” realizado hace algunos años en el palacio Cibeles de Madrid. En el concierto se presentaban obras de Bach y Piazzolla que compartían la temática del contrapunto, recurso que musicalmente se define como la combinación coherente de distintas líneas melódicas en la música. En otras palabras, el contrapunto es la armonía entre contrastes. En el concierto hubo incluso una pieza de Bach interpretada con el bandoneón, unificando a dos músicos tan separados en el tiempo y el espacio y creando una pieza cuya belleza y capacidad de conmover eran inconmensurables.

Después de oír el concierto pensé que las artes, la educación y la cultura son el contrapunto, que en corazón, mente y cuerpo respectivamente, armoniza todas las asperezas y las incongruencias que hacen imposible nuestra convivencia en esta tierra. En las vestiduras de corazón, las artes crean lenguajes expresivos capaces de conmover a todas las personas por igual. Las artes anulan el tiempo y el espacio y en un instante profundo nos ayudan a percibir lo similares que podemos llegar a ser a otras personas o realidades. En las vestiduras de la mente, la educación es el contrapunto que nos hace comprender otras dimensiones, dominarlas y apropiarnos de ellas, así pertenezcan a otros mundos, espacios o tradiciones. La cultura, por su parte, en sus vestiduras de cuerpo, es la vivencia cotidiana de esas diferencias, es el factor más maleable y modificable, pues de acuerdo a como vivamos nuestra cotidianidad podemos solidarizarnos y adecuarnos a otras realidades diferentes.

No siendo más, me despido de la frecuencia con la que utilizaba este espacio y les digo “hasta luego” a los lectores que me han acompañado asiduamente durante todos estos años. Aunque espero pronto intervenir en esta columna, los invito a que me visiten en el espacio que acabo de crear gracias al periódico. Debajo del texto les dejo el link correspondiente al perfil de Facebook del blog para que a través de las redes sociales puedan recibir noticias de cada publicación. Pronto abriré otras cuentas para que también desde Instagram y Twitter puedan seguir mi contenido. Nos vemos pronto y feliz año 2021, queridos lectores.

Facebook: https://www.facebook.com/Contrapunto-102395711761451

Instagram:

Twitter:

Conoce más

Temas recomendados:

 

Jose(37141)09 de enero de 2021 - 12:56 a. m.
y existió un espacio en televisión que se llamaba , contrapunto . interesantisimo por cierto. felicidades en su nueva etapa.
juan(9371)08 de enero de 2021 - 04:16 p. m.
Gracias, éxitos con su blog.
Atenas(06773)08 de enero de 2021 - 11:46 a. m.
Bueno, feliz año, y au revoir. O el trillado buen viento y buena mar.
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.