Noticias

Últimas Noticias

    Política

    Judicial

      Economía

      Mundo

      Bogotá

        Entretenimiento

        Deportes

        Colombia

        El Magazín Cultural

        Salud

          Ambiente

          Investigación

            Educación

              Ciencia

                Género y Diversidad

                Tecnología

                Actualidad

                  Reportajes

                    Historias visuales

                      Colecciones

                        Podcast

                          Opinión

                          Opinión

                            Editorial

                              Columnistas

                                Caricaturistas

                                  Lectores

                                  Blogs

                                    Suscriptores

                                    Recomendado

                                      Contenido exclusivo

                                        Tus artículos guardados

                                          Somos El Espectador

                                            Estilo de vida

                                            La Red Zoocial

                                            Gastronomía y Recetas

                                              La Huerta

                                                Moda e Industria

                                                  Tarot de Mavé

                                                    Autos

                                                      Juegos

                                                        Pasatiempos

                                                          Horóscopo

                                                            Música

                                                              Turismo

                                                                Marcas EE

                                                                Colombia + 20

                                                                BIBO

                                                                  Responsabilidad Social

                                                                  Justicia Inclusiva

                                                                    Desaparecidos

                                                                      EE Play

                                                                      EE play

                                                                        En Vivo

                                                                          La Pulla

                                                                            Documentales

                                                                              Opinión

                                                                                Las igualadas

                                                                                  Redacción al Desnudo

                                                                                    Colombia +20

                                                                                      Destacados

                                                                                        BIBO

                                                                                          La Red Zoocial

                                                                                            ZonaZ

                                                                                              Centro de Ayuda

                                                                                                Newsletters
                                                                                                Servicios

                                                                                                Servicios

                                                                                                  Empleos

                                                                                                    Descuentos

                                                                                                      Idiomas

                                                                                                      Cursos y programas

                                                                                                        Más

                                                                                                        Cromos

                                                                                                          Vea

                                                                                                            Blogs

                                                                                                              Especiales

                                                                                                                Descarga la App

                                                                                                                  Edición Impresa

                                                                                                                    Suscripción

                                                                                                                      Eventos

                                                                                                                        Pauta con nosotros

                                                                                                                          Avisos judiciales

                                                                                                                            Preguntas Frecuentes

                                                                                                                              Contenido Patrocinado
                                                                                                                              28 de abril de 2016 - 10:11 p. m.

                                                                                                                              Triste juventud: de activismos y revoluciones

                                                                                                                              Uno de los grandes legados que nos dejó el siglo XX fue el legado de la juventud: la cúspide de la vida, la trampa de la belleza, la eternidad del espíritu vital.

                                                                                                                              Ese mayo francés, que en la primavera del año 68 retumbó como una onda irreversible en todos los rincones del planeta, sacudió con la fuerza de una gran revolución las bases de la sociedad tradicional. En París, la gran comunidad estudiantil no redujo su protesta a una triste y desolada marcha por las calles, sino que además llenó el significado de la palabra “revolución” con las minucias del comportamiento humano. En París, los estudiantes erigían bastiones de rebeldía en una ciudad repleta de siglos de historia; una ciudad de inmaculada tradición. Universidades, teatros, oficinas del gobierno, fábricas y otras edificaciones que se atenían a ciertas reglas de comportamiento, y a ciertas jerarquías políticas y sociales, se llenaron de jóvenes universitarios que discutían, que comían, que dormían, que se amaban y que disfrutaban allí del dulce estrépito de la heroína o del rock. No habían más espacios institucionales y sagrados.

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              Profesores y estudiantes, jóvenes y viejos, padres e hijos, hombres y mujeres, ricos y pobres: a los ojos de esta nueva generación ya no había jerarquías. Ese lenguaje cortés y moderado que estaba diseñado para guardar las distancias ya no estaba hecho para estos jóvenes, cuyas voces vibrantes y agresivas retumbaban sin tantas ceremonias. Sus gestos eran expansivos, naturales; sus caras expresaban la cólera, la rabia, el desprecio e incluso las inmensas convulsiones de placer.

                                                                                                                              Pero, ¿qué pedían estos jóvenes? ¿Qué querían del general De Gaulle? ¿Era una simple protesta de izquierdas? Más que esto, la juventud parisina del 68 se negaba a entrar en el círculo de la sociedad de consumo; se negaba a perpetrar la devoción al Estado y a las instituciones; se negaba a respetar el tabú que imponía la tradición, el discurso religioso, el recato. La revolución del mayo parisino lo quería todo: un mundo más justo, donde la sociedad tradicional, las instituciones o la religión no atentaran contra los derechos de la humanidad. Esa abolición de las jerarquías, que se expresaba concretamente en la invasión de los espacios institucionales, en el lenguaje directo y en la vibración de los cuerpos desinhibidos, realizaba la verdadera igualdad.

                                                                                                                              Dicen que los historiadores tenemos nostalgia de los tiempos que nunca pudimos vivir. El mayo del 68 es uno de mis nichos preferidos, y disfruto imaginando la protesta de esos jóvenes, que por primera vez en la historia, decidieron creer en un mundo librepensador, que pusiera los derechos de la humanidad por encima de cualquier jerarquía, institución o creencia; que cuestionaron el sistema hasta su último compartimiento y que lucharon (haciendo del tabú una realidad visible) por un mundo mucho mejor del que sus padres y abuelos se hubieran atrevido a pedir.

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              Me da nostalgia del 68 porque la juventud de hoy en día no se asemeja ni pálidamente al legado de estos estudiantes revolucionarios, que con la simpleza de sus comportamientos cambiaron la realidad de una época. La juventud del siglo XXI es una juventud triste, alienada por el prometedor escándalo de las redes y de los medios de comunicación. El sentido de pertenencia, que antes se manifestaba en el arraigo profundo a la juventud como grupo social, a una ideología política, a una cultura propia, y a un interés genuino por el sufrimiento humano, ahora se sujeta a un sentido de pertenencia virtual, aislado de la realidad y que se reduce a unas relaciones superficiales con el mundo.

                                                                                                                              El mundo virtual induce a las jóvenes generaciones a una profunda mediocridad. El acceso ilimitado a todo tipo de información, curiosamente, ha hecho de la juventud un grupo no solo más aislado de la realidad, sino que también más ignorante y pasivo. Para encontrar una información de cualquier tipo me basta sumergirme en las infinitas posibilidades de la red, sin necesidad de buscar otros caminos al conocimiento. Si quiero ver el hambre, la pobreza, el desempleo y la injusticia, me basta con preguntarle al doctor Google y con compadecerme de las terribles imágenes y noticias que encuentro en la red. Para nuestra juventud, pareciera que el mundo virtual fuera el único caldo donde se cuece la sabiduría sin fin.

                                                                                                                              Tristemente, el activismo juvenil hoy solo consiste en expresar mi indignación en las redes sociales; en poner en mi foto de perfil la bandera del país aquejado por la injusticia y el terror; en compartir las imágenes más atractivas sobre el tema y en irme a dormir tranquilo, pensando que cumplí con mi deber. La falta de participación, el cuestionamiento a las instituciones, a los valores y a la violencia ya no forman parte de los intereses de nuestra juventud, que cada vez más alienada de la realidad, rompe con furia y sin piedad el significado y el legado de la palabra “revolución”.
                                                                                                                               

                                                                                                                              Uno de los grandes legados que nos dejó el siglo XX fue el legado de la juventud: la cúspide de la vida, la trampa de la belleza, la eternidad del espíritu vital.

                                                                                                                              Ese mayo francés, que en la primavera del año 68 retumbó como una onda irreversible en todos los rincones del planeta, sacudió con la fuerza de una gran revolución las bases de la sociedad tradicional. En París, la gran comunidad estudiantil no redujo su protesta a una triste y desolada marcha por las calles, sino que además llenó el significado de la palabra “revolución” con las minucias del comportamiento humano. En París, los estudiantes erigían bastiones de rebeldía en una ciudad repleta de siglos de historia; una ciudad de inmaculada tradición. Universidades, teatros, oficinas del gobierno, fábricas y otras edificaciones que se atenían a ciertas reglas de comportamiento, y a ciertas jerarquías políticas y sociales, se llenaron de jóvenes universitarios que discutían, que comían, que dormían, que se amaban y que disfrutaban allí del dulce estrépito de la heroína o del rock. No habían más espacios institucionales y sagrados.

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              Profesores y estudiantes, jóvenes y viejos, padres e hijos, hombres y mujeres, ricos y pobres: a los ojos de esta nueva generación ya no había jerarquías. Ese lenguaje cortés y moderado que estaba diseñado para guardar las distancias ya no estaba hecho para estos jóvenes, cuyas voces vibrantes y agresivas retumbaban sin tantas ceremonias. Sus gestos eran expansivos, naturales; sus caras expresaban la cólera, la rabia, el desprecio e incluso las inmensas convulsiones de placer.

                                                                                                                              Pero, ¿qué pedían estos jóvenes? ¿Qué querían del general De Gaulle? ¿Era una simple protesta de izquierdas? Más que esto, la juventud parisina del 68 se negaba a entrar en el círculo de la sociedad de consumo; se negaba a perpetrar la devoción al Estado y a las instituciones; se negaba a respetar el tabú que imponía la tradición, el discurso religioso, el recato. La revolución del mayo parisino lo quería todo: un mundo más justo, donde la sociedad tradicional, las instituciones o la religión no atentaran contra los derechos de la humanidad. Esa abolición de las jerarquías, que se expresaba concretamente en la invasión de los espacios institucionales, en el lenguaje directo y en la vibración de los cuerpos desinhibidos, realizaba la verdadera igualdad.

                                                                                                                              Dicen que los historiadores tenemos nostalgia de los tiempos que nunca pudimos vivir. El mayo del 68 es uno de mis nichos preferidos, y disfruto imaginando la protesta de esos jóvenes, que por primera vez en la historia, decidieron creer en un mundo librepensador, que pusiera los derechos de la humanidad por encima de cualquier jerarquía, institución o creencia; que cuestionaron el sistema hasta su último compartimiento y que lucharon (haciendo del tabú una realidad visible) por un mundo mucho mejor del que sus padres y abuelos se hubieran atrevido a pedir.

                                                                                                                              Read more!

                                                                                                                              Me da nostalgia del 68 porque la juventud de hoy en día no se asemeja ni pálidamente al legado de estos estudiantes revolucionarios, que con la simpleza de sus comportamientos cambiaron la realidad de una época. La juventud del siglo XXI es una juventud triste, alienada por el prometedor escándalo de las redes y de los medios de comunicación. El sentido de pertenencia, que antes se manifestaba en el arraigo profundo a la juventud como grupo social, a una ideología política, a una cultura propia, y a un interés genuino por el sufrimiento humano, ahora se sujeta a un sentido de pertenencia virtual, aislado de la realidad y que se reduce a unas relaciones superficiales con el mundo.

                                                                                                                              El mundo virtual induce a las jóvenes generaciones a una profunda mediocridad. El acceso ilimitado a todo tipo de información, curiosamente, ha hecho de la juventud un grupo no solo más aislado de la realidad, sino que también más ignorante y pasivo. Para encontrar una información de cualquier tipo me basta sumergirme en las infinitas posibilidades de la red, sin necesidad de buscar otros caminos al conocimiento. Si quiero ver el hambre, la pobreza, el desempleo y la injusticia, me basta con preguntarle al doctor Google y con compadecerme de las terribles imágenes y noticias que encuentro en la red. Para nuestra juventud, pareciera que el mundo virtual fuera el único caldo donde se cuece la sabiduría sin fin.

                                                                                                                              Tristemente, el activismo juvenil hoy solo consiste en expresar mi indignación en las redes sociales; en poner en mi foto de perfil la bandera del país aquejado por la injusticia y el terror; en compartir las imágenes más atractivas sobre el tema y en irme a dormir tranquilo, pensando que cumplí con mi deber. La falta de participación, el cuestionamiento a las instituciones, a los valores y a la violencia ya no forman parte de los intereses de nuestra juventud, que cada vez más alienada de la realidad, rompe con furia y sin piedad el significado y el legado de la palabra “revolución”.
                                                                                                                               

                                                                                                                              Ver todas las noticias
                                                                                                                              Read more!
                                                                                                                              Read more!
                                                                                                                              Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.
                                                                                                                              Aceptar