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Un periódico feliz

Valentina Coccia

22 de marzo de 2019 - 12:00 a. m.

Hace un tiempo Colombia fue catalogada como el segundo país más feliz del mundo. Pero ¿cómo puede ser realmente feliz un país como este, lleno de violencia, masacres, narcotráfico, guerras civiles, pobreza y corrupción? Hace un par de años Gina Collazos se hacía la misma pregunta. Atravesando por una complicada situación personal, emprende un viaje hacia los Montes de María, esa tierra desolada llena de silencio, donde todavía parecen andar las voces de los torturados, los asesinados y todos aquellos que padecieron las injusticias de la masacre de El Salado en el año 2000. Sin embargo, entre todos esos recuerdos llenos de desesperanza, Gina también se encuentra con una voz que levanta, una voz que impulsa, que da alegría; una voz que mantiene la comunidad unida a pesar de todas las adversidades que ha tenido que enfrentar. Esa voz es la de Alejandra Torres, una mujer saladeña que ha tomado una iniciativa sin precedentes.

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Alejandra tenía solo ocho años cuando ocurrió la masacre de El Salado. Después de la tragedia el pueblo queda abandonado. Cuando sus habitantes regresan a apropiarse de la tierra, con su joven intuición, Alejandra entendió que las víctimas necesitaban una voz y, además, un medio para comunicarse con el mundo; justamente para que El Salado no se aislara de la esperanza que podían dar otras realidades. Junto a otros jóvenes del pueblo, Alejandra pone en pie la iniciativa de Coco Salado: monta con sus recursos una radio local. Alejandra recorre todos los caminos con un burro que carga dos grandes parlantes y va pidiendo corriente eléctrica para poder dar las noticias en todas las localidades. Alejandra trae voz, esperanza, alegría y le hace sentir a la comunidad que no está aislada, que hay un mundo afuera; que esas voces que recuerdan el llanto, el dolor y la miseria no son las únicas que existen.

A pesar de tener un brillo especial en sus ojos, Alejandra debe interrumpirlo todo por la falta de recursos: Coco Salado está cerrada, y no puede seguir adelante con su iniciativa. Gina Collazos, inspirada por la historia de Alejandra, decide cambiar la actitud frente a su propia situación y extender la mano para apoyar esta iniciativa. Gina se da cuenta de que muchas veces son las malas noticias las que nos llenan de amargura, pero lo que la mayoría no sabe es que esas malas noticias tienen otra cara: las historias de fuerza, de resiliencia, de integridad, empatía y generosidad. La fundación Un periódico feliz nace de ese deseo de difundir noticias de fortaleza y esperanza, de mostrar ese reverso de la moneda, ese impulso que muchos toman después de haber atravesado por una tragedia. Gina, junto a Héctor y Andrea Collazos, Estefanía Rangel, Yadira Morales y la firma A&E Abogados, le dieron vida a Un periódico feliz no solo porque quieren difundir estas noticias, sino también porque quieren ayudar a las personas que se muestran como un gran ejemplo para nuestro país. Un periódico feliz apoya a Coco Salado, y con la ayuda de algunas empresas independientes colombianas quiere recaudar fondos para que Alejandra pueda abrir nuevamente la radio local. David Sandoval y Gustavo Huertas, de Hound Sound, han creado un parlante con forma de burro para apoyar y rememorar la iniciativa de Coco Salado: lo llamaron el burrófono. Adriana Bernal y Andrés Morales, de Albaricoque Libros, han escrito, ilustrado y editado la historia de Alejandra en una edición que acompañará a cada burrófono adquirido. Apoyemos la iniciativa de Coco Saldo y compremos nuestro burrófono aquí.

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La historia de Un periódico feliz, en estos tiempos de resentimiento y amargura en los que nos preguntamos dónde irán a parar las cosas, es lo más inspirador que podemos escuchar. Tal vez el presidente Duque, con sus iniciativas descaradas, quiera acabar con la paz. Pero la paz está aquí entre nosotros: somos el segundo país más feliz del mundo porque hay personas que van mucho más allá de la supervivencia, que van mucho más allá del problema y que con sus propias manos reconstruyen un país; arman, integran, tocan corazones y llevan las cosas adelante. Todos podemos construir una Colombia mejor: es solo cuestión de despertar la paz que llevamos dentro.

@valentinacocci4, valentinacoccia.elespectador@gmail.com

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