Noticias

Últimas Noticias

    Política

    Judicial

      Economía

      Mundo

      Bogotá

        Entretenimiento

        Deportes

        Colombia

        El Magazín Cultural

        Salud

          Ambiente

          Investigación

            Educación

              Ciencia

                Género y Diversidad

                Tecnología

                Actualidad

                  Reportajes

                    Historias visuales

                      Colecciones

                        Podcast

                          Cromos

                          Vea

                          Opinión

                          Opinión

                            Editorial

                              Columnistas

                                Caricaturistas

                                  Lectores

                                  Blogs

                                    Suscriptores

                                    Suscriptores

                                      Beneficios

                                        Tus artículos guardados

                                          Somos El Espectador

                                            Estilo de vida

                                            La Red Zoocial

                                            Gastronomía y Recetas

                                              La Huerta

                                                Moda e Industria

                                                  Tarot de Mavé

                                                    Autos

                                                      Juegos

                                                        Pasatiempos

                                                          Horóscopo

                                                            Música

                                                              Turismo

                                                                Marcas EE

                                                                Colombia + 20

                                                                BIBO

                                                                  Responsabilidad Social

                                                                  Justicia Inclusiva

                                                                    Desaparecidos

                                                                      EE Play

                                                                      EE play

                                                                        En Vivo

                                                                          La Pulla

                                                                            Documentales

                                                                              Opinión

                                                                                Las igualadas

                                                                                  Redacción al Desnudo

                                                                                    Colombia +20

                                                                                      Destacados

                                                                                        BIBO

                                                                                          La Red Zoocial

                                                                                            ZonaZ

                                                                                              Centro de Ayuda

                                                                                                Newsletters
                                                                                                Servicios

                                                                                                Servicios

                                                                                                  Empleos

                                                                                                    Descuentos

                                                                                                      Idiomas

                                                                                                      EE ADS

                                                                                                        Cursos y programas

                                                                                                          Más

                                                                                                          Blogs

                                                                                                            Especiales

                                                                                                              Descarga la App

                                                                                                                Edición Impresa

                                                                                                                  Suscripción

                                                                                                                    Eventos

                                                                                                                      Foros El Espectador

                                                                                                                        Pauta con nosotros en EE

                                                                                                                          Pauta con nosotros en Cromos

                                                                                                                            Pauta con nosotros en Vea

                                                                                                                              Avisos judiciales

                                                                                                                                Preguntas Frecuentes

                                                                                                                                  Contenido Patrocinado
                                                                                                                                  23 de agosto de 2020 - 12:00 a. m.

                                                                                                                                  Todos tenemos la llave

                                                                                                                                  William Ospina: "No es un memorial de agravio, es la crónica del derrumbamiento económico y social"

                                                                                                                                  Hay momentos muy graves de las sociedades frágiles y amenazadas en que hay que fortalecer a las autoridades, pero hay momentos todavía más graves en que lo que hay que fortalecer es a las comunidades. Claro que se las debió fortalecer desde el comienzo, pero las sociedades señoriales se alzan de hombros, “y cuando llega el bien es poco y tarde”, como escribió Lope de Vega.

                                                                                                                                  Pero ¿de qué fortaleza se trata? Cuando los campesinos del sur del Tolima se negaron a seguir el destino de millones de desplazados que huían de los campos, fortalecerlos habría consistido en reconocer sus necesidades, escuchar sus reclamos, hacerlos sentir parte importante de la sociedad, hacerlos advertir que se los tenía en cuenta, se los cuidaba y se los valoraba. Sobre todo después del innegable maltrato y las penurias de años de violencia.

                                                                                                                                  Pero el centralismo y el desprecio por los pobres, esa idea arrogante de que si los campesinos no suplican sino que exigen hay que darles una lección, le añadió a la ofensa del desamparo la ofensa del castigo, y llovieron las bombas. Todos conocemos el resultado: 40 campesinos maltratados pero orgullosos se convirtieron en 40.000 vengadores, y el Estado castigador sometió a la sociedad a una guerra que aún no termina.

                                                                                                                                  Hubo países donde la destrucción del mundo campesino y su expulsión a las ciudades significó el comienzo de un nuevo modelo económico: la sociedad industrial, el auge del trabajo en las fábricas, la producción masiva, los sindicatos, la formación de una clase trabajadora urbana activa, influyente y luchadora. Pero aquí no había un empresariado dispuesto a industrializar el país, ni un Estado decidido a apoyarlo. Tras una modesta aunque valerosa tentativa industrial, ganaron como siempre los rentistas y los importadores, y el sueño de una industria nacional, entorpecido por la burocracia, traicionado por políticos que solo cuidaban privilegios, frustrado por la falta de interés en un mercado interno, arrojó a las multitudes a la marginalidad, a la informalidad y en casos desesperados a la delincuencia.

                                                                                                                                  Read more!

                                                                                                                                  Sí. Ya en los años 60 se iban generalizando las palabras carterista, apartamentero, asaltante; ya pasábamos del hurto al robo, del robo al asalto, del raponazo al atraco armado, y se empezaba a hablar de la necesidad de ampliar el pie de fuerza, cuando lo que se necesitaba era trabajo, educación, respeto por la gente humilde, acoger a la comunidad en el relato de una nación generosa, solidaria, fundada en criterios mínimos de igualdad, no en la trampa perversa de los estratos, que nos eternizan en un sistema de castas legitimado por la costumbre.

                                                                                                                                  Qué lección hermosa había sido el gremio cafetero, qué gran soporte fue para el país durante muchos años esa bonanza, la única democráticamente repartida de nuestra historia. Pero ese ejemplo había que replicarlo, y el poder estaba más interesado en fortalecer bonanzas privadas. El poder se manejaba con los amigos y para los amigos. Les parecía mucha gracia decir que pobres habrá siempre, como si la pobreza, unida al menosprecio, no fuera apenas el comienzo de males peores.

                                                                                                                                  No hay que negar que hubo intentos nobles que habrían podido dar grandes frutos. Hubo un Instituto de Fomento Industrial, hubo un Instituto de Mercadeo Agropecuario que fue valiosísimo. Hubo una Caja de Crédito Agrario que mucha gente humilde recuerda con cariño. Hubo un intento de reforma agraria impulsado por Lleras Restrepo en el 68, que pudo haber conjurado a tiempo muchos males, justo en vísperas de la mala hora que hizo nacer el narcotráfico. Pero ni los dueños de la tierra fueron generosos, ni los poderes fueron comprensivos, ni los políticos fueron persistentes, ni los medios fueron visionarios, y se añadió un fracaso más a la lista, la otra garra del tigre.

                                                                                                                                  Read more!

                                                                                                                                  Había que fortalecer a la comunidad, había que impulsar la industria, había que crear empleo, había que extender las cooperativas, no los monopolios. Había que apoyar a la pequeña empresa, al comercio, a las tiendas de barrio, que por lo menos fían, que confían en la palabra, crean un clima de confianza, un sentido de comunidad. Pero no: teníamos que ser los Estados Unidos, pero sin factorías, sin respeto por el trabajo, sin salarios justos, sin grandeza para el ciudadano.

                                                                                                                                  Esto no es un memorial de agravios: es la crónica de un derrumbamiento económico que también fue social y moral. Muy pronto, salvo para los privilegiados y para los que tuvieron suerte, solo iba quedando el camino de la ilegalidad.

                                                                                                                                  Del asalto al atraco, del soborno a la extorsión, del chantaje a la vacuna, del secuestro a la pesca milagrosa, del ataque al paseo millonario, del atentado a la masacre. Y hubo quien seguía diciendo que lo que se necesitaba era más pie de fuerza, y hubo más pie de fuerza; más mano dura, y hubo más mano dura; no hablaban del sistema hospitalario, pero se les hacía agua la boca hablando del sistema carcelario.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Era preciso crear y estimular bonanzas legales, aliar la economía con el conocimiento, estudiar los suelos, cuidar las aguas, proteger los ríos, reconocer el territorio, habitarlo con amor, con respeto, creer en los derechos de esos ciudadanos cada vez más desamparados, arrinconados, desesperados. Y como no había estímulos legales, la gente creó bonanzas ilegales, no tenía más remedio, y ahí sí que hubo Estado para agravar las cosas: sostenido por la mezquindad, un Estado criminal puede criminalizar a todo un país.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Y hasta los propietarios egoístas y los empresarios sin visión y sin compromiso terminan permitiendo que el país que les dio todo ya no sea para nadie. Del contrabando al narcotráfico, de la banda a la mafia, de la guerrilla al ejército insurgente, del que se arma para defenderse a las escuadras paramilitares. ¡Qué saga de la barbarie consentida! ¡Qué orientadores de la opinión! ¡Qué liderazgos políticos! ¡Qué estadistas! Y otra vez vuelven a decirnos como siempre que la solución es que medio país odie al otro medio.

                                                                                                                                  Pero donde no hay ciudadanos responsables no hay Estado protector de la familia y del trabajo. Una nación incapaz de unirse, de respetarse a sí misma, de admirarse, de acompañarse con alegría y con sincero afecto, tiene que pasarse la vida buscando al culpable. Elige gentes que la desprecian, vuelve poderosos a sus verdugos, les ofrenda sus desvelos a la corrupción y al cinismo. Y siempre los que no saben ser responsables buscan culpables.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Solo una cosa puede protegernos del horror y del crimen, solo una cosa puede salvar a nuestros líderes sociales, a nuestros niños: que estemos acompañados, que seamos conscientes los unos de los otros, que cuidemos los unos de los otros, que formemos por fin una comunidad.

                                                                                                                                  William Ospina: "No es un memorial de agravio, es la crónica del derrumbamiento económico y social"

                                                                                                                                  Hay momentos muy graves de las sociedades frágiles y amenazadas en que hay que fortalecer a las autoridades, pero hay momentos todavía más graves en que lo que hay que fortalecer es a las comunidades. Claro que se las debió fortalecer desde el comienzo, pero las sociedades señoriales se alzan de hombros, “y cuando llega el bien es poco y tarde”, como escribió Lope de Vega.

                                                                                                                                  Pero ¿de qué fortaleza se trata? Cuando los campesinos del sur del Tolima se negaron a seguir el destino de millones de desplazados que huían de los campos, fortalecerlos habría consistido en reconocer sus necesidades, escuchar sus reclamos, hacerlos sentir parte importante de la sociedad, hacerlos advertir que se los tenía en cuenta, se los cuidaba y se los valoraba. Sobre todo después del innegable maltrato y las penurias de años de violencia.

                                                                                                                                  Pero el centralismo y el desprecio por los pobres, esa idea arrogante de que si los campesinos no suplican sino que exigen hay que darles una lección, le añadió a la ofensa del desamparo la ofensa del castigo, y llovieron las bombas. Todos conocemos el resultado: 40 campesinos maltratados pero orgullosos se convirtieron en 40.000 vengadores, y el Estado castigador sometió a la sociedad a una guerra que aún no termina.

                                                                                                                                  Hubo países donde la destrucción del mundo campesino y su expulsión a las ciudades significó el comienzo de un nuevo modelo económico: la sociedad industrial, el auge del trabajo en las fábricas, la producción masiva, los sindicatos, la formación de una clase trabajadora urbana activa, influyente y luchadora. Pero aquí no había un empresariado dispuesto a industrializar el país, ni un Estado decidido a apoyarlo. Tras una modesta aunque valerosa tentativa industrial, ganaron como siempre los rentistas y los importadores, y el sueño de una industria nacional, entorpecido por la burocracia, traicionado por políticos que solo cuidaban privilegios, frustrado por la falta de interés en un mercado interno, arrojó a las multitudes a la marginalidad, a la informalidad y en casos desesperados a la delincuencia.

                                                                                                                                  Read more!

                                                                                                                                  Sí. Ya en los años 60 se iban generalizando las palabras carterista, apartamentero, asaltante; ya pasábamos del hurto al robo, del robo al asalto, del raponazo al atraco armado, y se empezaba a hablar de la necesidad de ampliar el pie de fuerza, cuando lo que se necesitaba era trabajo, educación, respeto por la gente humilde, acoger a la comunidad en el relato de una nación generosa, solidaria, fundada en criterios mínimos de igualdad, no en la trampa perversa de los estratos, que nos eternizan en un sistema de castas legitimado por la costumbre.

                                                                                                                                  Qué lección hermosa había sido el gremio cafetero, qué gran soporte fue para el país durante muchos años esa bonanza, la única democráticamente repartida de nuestra historia. Pero ese ejemplo había que replicarlo, y el poder estaba más interesado en fortalecer bonanzas privadas. El poder se manejaba con los amigos y para los amigos. Les parecía mucha gracia decir que pobres habrá siempre, como si la pobreza, unida al menosprecio, no fuera apenas el comienzo de males peores.

                                                                                                                                  No hay que negar que hubo intentos nobles que habrían podido dar grandes frutos. Hubo un Instituto de Fomento Industrial, hubo un Instituto de Mercadeo Agropecuario que fue valiosísimo. Hubo una Caja de Crédito Agrario que mucha gente humilde recuerda con cariño. Hubo un intento de reforma agraria impulsado por Lleras Restrepo en el 68, que pudo haber conjurado a tiempo muchos males, justo en vísperas de la mala hora que hizo nacer el narcotráfico. Pero ni los dueños de la tierra fueron generosos, ni los poderes fueron comprensivos, ni los políticos fueron persistentes, ni los medios fueron visionarios, y se añadió un fracaso más a la lista, la otra garra del tigre.

                                                                                                                                  Read more!

                                                                                                                                  Había que fortalecer a la comunidad, había que impulsar la industria, había que crear empleo, había que extender las cooperativas, no los monopolios. Había que apoyar a la pequeña empresa, al comercio, a las tiendas de barrio, que por lo menos fían, que confían en la palabra, crean un clima de confianza, un sentido de comunidad. Pero no: teníamos que ser los Estados Unidos, pero sin factorías, sin respeto por el trabajo, sin salarios justos, sin grandeza para el ciudadano.

                                                                                                                                  Esto no es un memorial de agravios: es la crónica de un derrumbamiento económico que también fue social y moral. Muy pronto, salvo para los privilegiados y para los que tuvieron suerte, solo iba quedando el camino de la ilegalidad.

                                                                                                                                  Del asalto al atraco, del soborno a la extorsión, del chantaje a la vacuna, del secuestro a la pesca milagrosa, del ataque al paseo millonario, del atentado a la masacre. Y hubo quien seguía diciendo que lo que se necesitaba era más pie de fuerza, y hubo más pie de fuerza; más mano dura, y hubo más mano dura; no hablaban del sistema hospitalario, pero se les hacía agua la boca hablando del sistema carcelario.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Era preciso crear y estimular bonanzas legales, aliar la economía con el conocimiento, estudiar los suelos, cuidar las aguas, proteger los ríos, reconocer el territorio, habitarlo con amor, con respeto, creer en los derechos de esos ciudadanos cada vez más desamparados, arrinconados, desesperados. Y como no había estímulos legales, la gente creó bonanzas ilegales, no tenía más remedio, y ahí sí que hubo Estado para agravar las cosas: sostenido por la mezquindad, un Estado criminal puede criminalizar a todo un país.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Y hasta los propietarios egoístas y los empresarios sin visión y sin compromiso terminan permitiendo que el país que les dio todo ya no sea para nadie. Del contrabando al narcotráfico, de la banda a la mafia, de la guerrilla al ejército insurgente, del que se arma para defenderse a las escuadras paramilitares. ¡Qué saga de la barbarie consentida! ¡Qué orientadores de la opinión! ¡Qué liderazgos políticos! ¡Qué estadistas! Y otra vez vuelven a decirnos como siempre que la solución es que medio país odie al otro medio.

                                                                                                                                  Pero donde no hay ciudadanos responsables no hay Estado protector de la familia y del trabajo. Una nación incapaz de unirse, de respetarse a sí misma, de admirarse, de acompañarse con alegría y con sincero afecto, tiene que pasarse la vida buscando al culpable. Elige gentes que la desprecian, vuelve poderosos a sus verdugos, les ofrenda sus desvelos a la corrupción y al cinismo. Y siempre los que no saben ser responsables buscan culpables.

                                                                                                                                  No ad for you

                                                                                                                                  Solo una cosa puede protegernos del horror y del crimen, solo una cosa puede salvar a nuestros líderes sociales, a nuestros niños: que estemos acompañados, que seamos conscientes los unos de los otros, que cuidemos los unos de los otros, que formemos por fin una comunidad.

                                                                                                                                  Ver todas las noticias
                                                                                                                                  Read more!
                                                                                                                                  Read more!
                                                                                                                                  Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.
                                                                                                                                  Aceptar