Explorar nuevas formas de solución de conflictos me parece una de las prioridades en materia de justicia, porque esa diversificación permite racionalizar el trabajo de la administración de justicia. Pero no se trata de un ejercicio para el que se disponga de absoluta libertad, sino que debe responder a unos parámetros previos de política criminal. No es un buen mensaje, por ejemplo, el de ofrecer penas más reducidas y mejores condiciones de reclusión a los criminales más violentos; tratamientos de esta índole deberían estar reservados para pequeños infractores de la ley penal, como los ladrones no reincidentes que no causen daño a...
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