#YoAborté

Me fallaron las pastillas anticonceptivas

Yo aborté
05 de febrero de 2020 - 05:00 a. m.
Por Sara*
Por Sara*

Tenía 27 años y tomaba pastillas anticonceptivas. Pero fallaron. El día que me hice una prueba de embarazo y resultó positiva, sentí un vuelco muy fuerte en el estómago. No lo podía creer. ¿Yo, embarazada? Era imposible. La incredulidad me hizo ir a realizarme una prueba de sangre. Salió igualmente positiva. La sangre no miente.

Estaba embarazada y el solo hecho de pensar en tener un hijo me derrumbaba. Me habían aceptado, con una beca completa de estudios, para hacer una maestría en Estados Unidos. No la podía rechazar. Era lo que siempre había querido: irme a estudiar fuera del país. El mundo estaba afuera, mientras el mío parecía hacerse pedazos por un error en la anticoncepción. 

¿Qué sería de mí con un hijo o hija en esos momentos? ¿Cómo me iba a hacer responsable de un ser humano si apenas estaba logrando encargarme de mí?

No creo que mi historia sea única. Estoy segura de que muchas chicas han estado en esta situación. La decisión de interrumpir un embarazo es una de las más difíciles. Las mujeres no abortamos por gusto o por deporte. Abortamos por necesidad: porque los anticonceptivos fallan, porque no siempre están disponibles ni asequibles, porque los hombres no quieren o no usan condón y una larga lista de etcéteras. El solo hecho de pensar en continuar con un embarazo no deseado, tener un hijo, mantenerlo, cuidarlo, era una carga física y psicológica inconmensurable para mí. Ya así lo sentía.

La decisión fue muy difícil, pero una vez la tomé me produjo un gran alivio. La interrupción se realizó por profesionales médicos capacitados. Lo hicieron de forma respetuosa y sin juzgarme. Eso fue muy importante para mí. El aborto está estigmatizado. Mucha gente lo ve como un asesinato o como un hecho negativo. A mí, literalmente, me salvó la vida. Me devolvió la tranquilidad. De algo estoy segura: yo no hubiera podido con un hijo a los 27 años.

La maternidad debe ser elegida y deseada, no impuesta, porque es un compromiso para toda la vida. Eso lo supe cuando, seis años después, decidí con mi pareja tener una hija. Viví un embarazo deseado y un parto humanizado. Tengo una hija de cinco años que me alegra la vida y me hace sonreír. Pero la maternidad es tanto un deseo como un trabajo. Nadie debe estar obligada a realizarlo si no se siente capaz de asumir el cuidado que supone.

Ser madre ha refrendado mi postura sobre el derecho de las mujeres a decidir cuándo no tener hijos. A más de diez años de haber interrumpido el primer embarazo, creo que fue la mejor opción, la menos dolorosa, la que más bienestar a largo plazo trajo.

Y solo fue así porque no estuve sola y tuve un aborto seguro. Mi deseo es que todas las mujeres que se encuentran en una situación así de difícil tengan los medios y las condiciones para no arriesgar la vida y la salud en el intento de ser fieles a sí mismas.

* Sara es un seudónimo.

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La ilustración fue realizada por La Ché, síguela en Instagram.

 

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