El expresidente y hoy senador Álvaro Uribe Vélez lleva en la mira de las agencias de inteligencia de los Estados Unidos desde mediados de los ochentas.
En marzo de 1991, la Defense Intelligence Agency (DIA) o Agencia de Inteligencia de las Fuerzas Militares de ese país, elaboró un listado de 104 personas que estaban relacionadas, conectadas o trabajaban directamente para los carteles de narcotráfico, en especial el de Medellín.
El documento de 14 páginas fue elaborado mientras Pablo Escobar seguía siendo fugitivo, y enviado a Washington en septiembre de 1991 con carácter de altamente confidencial. Por eso no se conocía.
Pero el 1 de agosto de 2004, una vez desclasificado el informe de inteligencia que había permanecido secreto durante trece años, la National Security Archives publicó el listado de la DIA en la que se ven cosas asombrosas.
Para la fecha de su publicación, de los 104 asociados que enlista el documento de la DIA, más del 80 por ciento ya habían terminado en prisión, enfrentado la justicia por presuntos nexos con el narcotráfico, o sido abatidos en ajustes de cuentas por sus cercanías con las mafias.
Pero un nombre en la lista logró todo lo contrario: ser el Presidente de la República de Colombia. Asombroso.
Según el documento el “asociado 82, Álvaro Uribe Vélez, es un político colombiano, senador y dedicado a la colaboración con el Cartel de Medellín en los altos niveles del gobierno. Uribe fue vinculado a negocios que están conectados con actividades de narcotráfico en Estados Unidos. Su padre fue asesinado en Colombia por sus conexiones con narcotraficantes. Uribe ha trabajado para el Cartel de Medellín y es un amigo personal y cercano de Pablo Escobar Gaviria (…)” (Ver Página 10 del DIA Intelligence Information Report.pdf)
El reporte habla del entonces senador en 1991, que fue incluido en la misma página que el paramilitar Fidel Castaño, asociado 70, el mismísimo Pablo Escobar, quien es el asociado 79 de la lista, y el mercenario israelí Yair Klein, asociado 80. Otros enumerados incluyen al expresidente de Panamá Manuel Noriega, al traficante de armas iraní Adnan Khashoggi, y a la mayoría de sicarios de Escobar, como alias ‘Popeye’.
La inclusión de Uribe en la lista plantea preguntas tales como: por qué si la inteligencia de la DIA fue acertada para la gran mayoría de las personas identificadas en esa lista, se equivocó en la información que tenían sobre el senador Uribe. No es claro.
Pero frente a esa pregunta tampoco se ha recibido una respuesta clara del expresidente y senador. El reportero de Newsweek Joseph Contreras, durante la campaña en 2002, le preguntó al entonces candidato presidencial por sus supuestos vínculos con Escobar cuando Uribe era director de la Aeronáutica Civil y nombró a César Villegas, alias ‘el bandi’, en un cargo que, después se comprobó, fue clave para las licencias de los aviones que se usaron para el narcotráfico.
En su mejor estilo, el candidato Uribe no respondió, acusó a Contreras de tratar de manchar su reputación, atacó la del periodista, y terminó la entrevista diciendo que nadie podía dudar de su honorabilidad. Típico.
Como tampoco fue claro cuando el entonces embajador de Estados Unidos en Colombia de 1994 a 1997, Miles Frechette, se reunió con Uribe, mientras era gobernador de Antioquia, para resolver inquietudes que el gobierno de los Estados Unidos tenía sobre el nombramiento de Villegas y su rol en la Aerocivil.
Son preguntas válidas, ya que Villegas estuvo preso por enriquecimiento ilícito y testaferrato por vínculos con el narcotráfico tras abandonar su cargo en la Aerocivil.
Ahora bien, en el encuentro entre Frechette y Uribe que quedó reseñado en una entrevista llamada ‘Frechette se Confiesa’ realizada por el acucioso periodista investigativo Gerardo Reyes, se puede ver que Uribe siguió con las evasivas.
Según el libro que escribió Reyes, el exembajador quedó insatisfecho con las esquivas posiciones del entonces gobernador Uribe, no le creyó sus respuestas sobre Villegas, como tampoco le creyó sobre otros temas como sus vínculos con paramilitares, e incluso agregó que Uribe “no es democrático, no tiene mucho respeto ni por lo judicial ni por el Congreso, es una persona autoritaria y muy populista, y en muchos sentidos es muy parecido a Chávez”. (Ver Páginas 132, 133 y 136 del libro ‘Frechette se Confiesa’ de Editorial Planeta)
Fulminante.
La lista de la DIA en 1991 y las apreciaciones del ex embajador Frechette que fueron incluidas a finales de los noventa en memorandos diplomáticos que ahora son confidenciales, muestran que Estados Unidos ha tenido serios cuestionamientos del expresidente Uribe a lo largo de su carrera por distintos episodios. Por eso seguir gritando que todo lo que aparece en su contra y en la de su familia es parte de una persecución política interna parece perder peso frente a estos elementos que nada tienen que ver con la agenda política local.