¿Dónde están los dioses?

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Yolanda Ruiz
16 de noviembre de 2023 - 02:00 a. m.
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Hay debates que no admiten ni siquiera ser abiertos, que no tienen sentido y para los que no vale buscar argumentos. No puede nadie concebir que exista una razón de cualquier tipo para justificar la muerte violenta o el secuestro de un niño. Y, sin embargo, aquí estamos, con el planeta entero viendo cómo secuestran y matan niños en una guerra que viola todas las reglas, todos los límites y aun así hay quienes justifican esa violencia como daños colaterales o costos menores en una guerra mayor. Qué fracaso como especie es esto que pasa en Israel y Gaza. Qué incapacidad tan grande la de los líderes del mundo.

En un discurso sin sentido, una opinadora política francesa intentó diferenciar entre la muerte de los niños judíos y los niños palestinos como si lo primero fuera un crimen y lo segundo no. No menciono su nombre deliberadamente porque la estupidez no merece mayor viralidad. Señalo el episodio porque es el ejemplo del nivel al que hemos llegado en el debate público: creer que hay argumentos para justificar el asesinato de niños. Nada justifica la violencia contra un niño. No importa quién sea ni cuál sea su religión, su país de origen o el color de su piel. No importa nada.

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Proteger a los niños palestinos, a los niños judíos, a los niños rusos, ucranianos, colombianos, iraníes, sirios, sudaneses o nigerianos y a los niños de todos los países y todos los rincones del planeta, debería ser un mínimo acuerdo colectivo para que sus derechos estén por encima de peleas, de venganzas y de todas las guerras que se inventan unos adultos extremistas incapaces de usar la razón y la palabra para tramitar las diferencias. Nada hay peor que la muerte violenta de un niño y, para los que quedan después de una guerra, el futuro también es sombrío. ¿Qué se siembra en el alma de los niños que logran sobrevivir a una guerra, a un secuestro, al asesinato de sus padres, a un bombardeo?

Una guerra enquistada por décadas –con picos de muerte que suben y bajan, con esa violencia menos sonora que confina, segrega, desplaza– volvió a convertirse en infierno con el ataque terrorista de Hamás en Israel el 7 de octubre. Hemos visto en estas semanas la peor cara de la especie humana. Los dos bandos han violado el Derecho Internacional Humanitario. Lo hizo Hamás al matar y secuestrar civiles con sevicia, niños incluidos, y lo está haciendo Israel con la respuesta desmedida en la que argumenta atacar a Hamás, mientras mata civiles en sus casas, en refugios y hospitales. Más de 4.000 niños han muerto en esos ataques. La batalla se libra estos días en el hospital Al-Shifa de Gaza, hoy convertido en cementerio. Bebés recién nacidos no han tenido ni siquiera una oportunidad. Morir en una guerra al nacer ha sido toda su historia, todo su paso por esta tierra.

Me pregunto por estos días dónde están los dioses a los que rezan los ejércitos que disparan y aquellos en los que creemos otros. ¿Por qué la Santísima Trinidad, Yahvé, Alá, las diosas, los dioses todos, no paran esta violencia? Ante el fracaso de los organismos multilaterales ¿no será el momento para que los delegados de esos dioses en la tierra prediquen un poco de compasión y busquen una salida? Que vayan más allá de las oraciones y los rituales, que hablen, medien, acerquen a los distintos, que salven vidas en nombre de cualquier dios.

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Los extremistas que mueven los hilos de esta guerra no representan el espíritu de las religiones ni a todas las personas de sus comunidades, la mayoría de las cuales hoy ansían vivir en paz. Hay que buscar un hilo que nos conecte con los demás, para sentir como propio el sufrimiento de otros, el de los judíos, el de los palestinos. Aislar a los extremistas y buscar lo que nos queda de humanidad. Si no somos capaces de sentir empatía por los adultos, ojalá nos conmuevan los niños que siempre llevan la peor parte en todas las guerras.

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Lalo(70277)17 de noviembre de 2023 - 03:23 a. m.
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Lalo(70277)17 de noviembre de 2023 - 03:21 a. m.
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Ricardo(68470)17 de noviembre de 2023 - 02:46 a. m.
"I just hope the Russians love their children too" Russians- Sting
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