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El presidente Petro debe una explicación

Yolanda Ruiz

26 de julio de 2023 - 09:05 p. m.

El presidente Gustavo Petro, al ocupar el cargo, dejó de ser una persona común y hoy se debe a los ciudadanos ante quienes debe rendir cuentas. Por eso los frecuentes incumplimientos en su agenda pública no son un problema menor. Más allá de la falta de respeto a las personas que tienen una cita previamente acordada con el primer mandatario, que dedican horas, esfuerzo y dinero a prepararla, esto es un problema institucional. El presidente y el Gobierno deben informar con mayor claridad lo que está pasando.

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Los incumplimientos más recientes fueron desplantes a comunidades enteras: se quedaron esperando al presidente en dos eventos en Bucaramanga y también en San Andrés el día del fallo sobre el diferendo con Nicaragua. Luego fue a la isla el 20 de julio, pero no en todos los casos hay compensación luego del plantón. El estilo del presidente que no llega a eventos comenzó desde los primeros días del Gobierno.

En un reporte de Juan Manuel Flórez Arias en La Silla Vacía se informa con detalle sobre 82 eventos cancelados en lo que va de Gobierno. Unos más visibles que otros, pero todos importantes y la mayoría cancelados en el último momento. El primero de ellos fue la posesión de dos de sus ministros, evento que primero se postergó unas horas y luego se canceló para pasar a nueva fecha. También al comienzo del mandato dejó plantada ni más ni menos que a la cúpula militar. El reconocimiento de las tropas es un evento de primer nivel para cualquier presidente y mucho más para uno de izquierda con pasado guerrillero. en su momento se argumentó problema de salud.

También ha dejado plantados a empresarios, comunidades de varios municipios, jóvenes, líderes sociales, diplomáticos y magistrados. Tampoco ha llegado a algunos compromisos internacionales y ha modificado viajes sin explicaciones previas. Con frecuencia hay demoras para anunciar a las personas que esperan que el presidente no va a llegar. Es como si ni siquiera su equipo se enterara de lo que pasa. En algunos casos se argumenta enfermedad o cambio de planes, pero es muy común que la única explicación sea que pasó a agenda privada, con lo cual no hay certeza sobre qué pasó con el presidente.

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Cuando viajó a París, en junio, el presidente estuvo “perdido” por más de 40 horas. El viaje de regreso estaba previsto para las 8:40 de la noche del viernes 23 de junio. Diez periodistas que iban en la comitiva estuvieron esperando hasta altas horas de la noche frente a la casa del embajador. Se habló de un encuentro con empresarios que nunca se dio y finalmente viajaron de regreso el domingo luego de versiones confusas y mucho lío logístico para la comitiva.

Como es apenas lógico, ante la falta de información oportuna por parte del Gobierno han surgido todo tipo de rumores que hacen daño a una gestión que tiene ya muchos problemas para lidiar como para sumarle otro por el incumplimiento del presidente y las deficiencias en la comunicación que son características de este Gobierno. Si hay un problema de salud, como dicen algunos de los que especulan con explicaciones, el país tiene derecho a saber, porque la salud de un presidente es un asunto de Estado y de interés público. Si pasa algo más también se debe informar.

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En varios de los eventos cancelados hay dineros públicos perdidos por la inversión para mover comunidades y organizar la logística que implica la visita de un presidente. ¿Quién responde por eso? El presidente tiene derecho a tener momentos privados, por supuesto, pero sin que eso signifique irrespetar a personas e instituciones con sus ausencias sorpresivas. Señor presidente, el país merece una explicación y usted tiene la obligación de darla. Es cuestión de respetar a personas, entidades y comunidades. Y es también un asunto de Estado saber qué pasa cuando el presidente “se pierde”.

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