La reserva de la fuente es un derecho clave en el ejercicio de la prensa libre. Noté con preocupación que se ha cuestionado esa figura a propósito del artículo de The New York Times que alerta sobre la preocupación de algunos miembros de la fuerza pública por unas directivas que podrían llevar a repetir el esquema de los falsos positivos. El debate sobre el contenido del artículo se ha dado extensamente y me detengo solamente en la necesidad de parar el ataque sistemático a la prensa cuando hay una información que incomoda. En este caso en particular, es más que evidente la necesidad de proteger a las fuentes que dieron la información. Corrían el riesgo de ser víctimas de retaliaciones, mucho más si la respuesta de los superiores es llamar a la lealtad que algunos interpretan como guardar silencio. A mí, por el contrario, me genera tranquilidad que miembros de nuestra fuerza pública alerten cuando ven que hay riesgo para los civiles. La mayoría de ellos cumplen su deber apegados a la Constitución y les debemos toda la gratitud.
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La reserva de la fuente es un derecho clave en el ejercicio de la prensa libre. Noté con preocupación que se ha cuestionado esa figura a propósito del artículo de The New York Times que alerta sobre la preocupación de algunos miembros de la fuerza pública por unas directivas que podrían llevar a repetir el esquema de los falsos positivos. El debate sobre el contenido del artículo se ha dado extensamente y me detengo solamente en la necesidad de parar el ataque sistemático a la prensa cuando hay una información que incomoda. En este caso en particular, es más que evidente la necesidad de proteger a las fuentes que dieron la información. Corrían el riesgo de ser víctimas de retaliaciones, mucho más si la respuesta de los superiores es llamar a la lealtad que algunos interpretan como guardar silencio. A mí, por el contrario, me genera tranquilidad que miembros de nuestra fuerza pública alerten cuando ven que hay riesgo para los civiles. La mayoría de ellos cumplen su deber apegados a la Constitución y les debemos toda la gratitud.
Se puede controvertir el artículo, el Gobierno está en su derecho de dar su versión ampliamente como lo hizo y hasta de reclamar al medio de comunicación. Lo que pasa de la raya es que en el debate público se estigmatice al periodista y que algunos consideren que mantener la reserva de sus fuentes significa que no tiene fundamento. Proteger la identidad de quien da una información que se considera valiosa es deber del periodista y muchos colegas han pagado su silencio hasta con cárcel cuando los presionan para revelarla.
Siguiendo la noticia de The New York Times, en RCN Radio nos dimos a la tarea de buscar testimonios que dieran luces sobre lo que podría estar pasando. Un suboficial aceptó hablar bajo la condición del anonimato y la distorsión de su voz para evitar exponerse a retaliaciones o al escarnio público. Su versión confirmaba lo expuesto por el periódico. Dentro de los múltiples comentarios en las redes sociales, una porción importante era matoneo contra los periodistas que publicamos el testimonio por haber guardado la identidad de la fuente. Me trataron de guerrillera, narcoperiodista, dijeron que “fuentes anónimas” sabían que yo recibía sobornos y que si no decía quién era eso no tenía validez. Algunos dijeron que el periodismo no se hace bajo anónimos.
Lo cierto es que muchos anónimos son la punta del ovillo para buscar verdades. Bueno precisar que si un anónimo llega a una sala de redacción cada quien debe evaluar para establecer su veracidad y decidir si se publica o no sobre la base de la confirmación que es obligatoria. Otra cosa es proteger la identidad de una fuente cuya idoneidad conoce y verifica el periodista. Ahí es donde ubico mi llamado para proteger el derecho a la reserva de la fuente. No sobra recordar un fallo de la Corte Suprema en un caso en el cual se buscaba que publicaciones Semana revelara las fuentes de una denuncia. La Corte recordó que “la reserva de la fuente encuentra su núcleo esencial de protección en la facultad que tiene el periodista de abstenerse a revelar el origen, el contenido y/o la forma en como accedió a la información, y ello encuentra sustento, se reitera, en la función social propia de dicha actividad, como es poner en conocimiento los hechos que se tornen relevantes”.
Para Pedro Vaca, director ejecutivo de la Flip, “la reserva de la fuente es una garantía que protege el debate público y el derecho a la información porque permite que se conozcan asuntos de interés general que pasarían inadvertidos sin la fuente reservada”. Proteger a las fuentes no es ocultar, es el camino para poder informar. Cuántos casos delicados de corrupción se han destapado gracias a que un ciudadano valiente acude a la prensa para denunciar. Los que se atreven a hablar deben ser cuidados no castigados.