Competitividad y productividad en los trópicos II

Julio Carrizosa Umaña
29 de noviembre de 2018 - 03:00 a. m.

¿Qué hacer, entonces, con la pobreza tropical? ¿Qué hacer en países en donde, como Colombia, el trópico es montañoso y geológicamente diverso, extremadamente húmedo o seco. Intensamente poblado por grupos aislados y segregados, traumatizado por más de setenta años de enfrentamientos armados, sufrido por miles de muertos, secuestrados y desaparecidos, deformado por pobrezas, corrupciones, odios y venganzas, muy vulnerable al cambio climático y deterioradas sus aguas, sus suelos, su vegetación y su fauna por siglos de intentos productivos fallidos; en donde solo los cultivos ilícitos compiten en el resto del mundo?

¿Qué hacer cuando no solo Harari sino la mayoría de los profetas actuales insisten en que el empleo tiende a desaparecer y dicen que la mayoría de los empleos restantes serán para personas altamente parcializadas? Probablemente algunos pilos colombianos y otros privilegiados tendrán oportunidad de acceder a esos empleos, pero ¿qué hará el resto? Harari y otros analistas hablan de la posibilidad de modificar el concepto de empleo, apartarlo de la sociedad de consumo y considerar como empleos aquellos que están dirigidos a mejorar la vida de las personas. A eso habría que agregar los cuidadores del planeta y, sobre todo, sus restauradores.

Los restauradores del planeta tienen en este momento tareas formidables en los países tropicales, deteriorados durante cinco siglos de extracción de riquezas y, si se mantienen las promesas del nuevo Gobierno del Brasil, tendrán una tarea adicional: la de restaurar la selva amazónica. En Colombia la restauración del campo, deteriorado y sufrido durante todos estos años y su rescate de las manos de los narcotraficantes, podría ser un objetivo de este nuevo tipo de empleo. Pero ¿quién les pagaría a los restauradores?

Solo permanece la posibilidad de redefinir el papel de la economía, como lo vienen proponiendo los que hablan del ingreso básico universal. En las condiciones actuales con bancos centrales independientes y reglas fiscales estrictas no hay manera de generar los flujos monetarios globales necesarios para costear cualquiera de las anteriores soluciones.

No son muchos los años que quedan; la economía extractivista, la única que parece tener en Colombia la productividad y las competitividades adecuadas, es probable que desaparezca antes del 2050.

Miembro de Paz Querida y de Futurible

 

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