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Comunidad y desarrollo

Contratos PAE requieren registro Invima y veeduría ciudadana

Uriel Ortiz Soto
30 de septiembre de 2020 - 03:00 a. m.

Todo indica que la principal falla en que se está incurriendo con el Programa de Alimentación Escolar (PAE) de los niños es que no tiene control del Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), razón por la cual estas falencias son aprovechadas por los contratistas corruptos para hacer de las suyas. Nos cansamos de llamar al Invima y no fue posible obtener comunicación.

Las veedurías ciudadanas, integradas especialmente por padres de familia con niños beneficiarios del PAE, podrían ser otro filtro de vital importancia, para que supervigilen la calidad y cantidad de los alimentos que se suministran a sus hijos en los diferentes establecimientos educativos.

Valdría la pena que el señor presidente hiciera una reestructuración profunda del PAE, porque en su mayor parte anda manga por hombro y los contratistas corruptos haciendo de las suyas.

No olvidemos, señor presidente, que se trata de niños que no alcanzan a dimensionar la magnitud del engaño al que están siendo sometidos.

¿Cuántos menores de edad, merced a estar consumiendo el delito de los contratistas corruptos, se encuentran enfermos?

De casi todas las regiones del país nos han llegado quejas de la mala administración del PAE. Cuando les sirven a los niños alimentos poco nutritivos y en pocas cantidades o, aún peor, descompuestos, los contratistas corruptos se las ingenian para quedarse con los presupuestos asignados.

La sobrefacturación hasta en un 300 % es otro de los abusos que se están cometiendo con la alimentación de los niños.

Todo indica que el PAE no está pasando por el filtro del Invima, cuya misión es el control y vigilancia de los alimentos al consumidor, lo cual es una oportunidad para que los contratistas corruptos abusen y no se ciñan a los controles de calidad exigidos por las normas técnicas y sanitarias para poder declarar alimentos como aptos para el consumo humano.

Parece que no hemos entendido que la alimentación para los niños debe manejarse bajo un control lo más estricto posible, porque se trata de la población infantil en período de formación y cualquier alimento no apto o descompuesto puede causarles graves trastornos en la salud.

Indudablemente, en el asunto del PAE, con algunas excepciones, debe haber un contubernio entre quienes como funcionarios manejan estos programas y los contratistas corruptos.

La denuncia hecha por diferentes medios de comunicación porque en el PAE se suministraba a los niños carne de caballos y burros enfermos llena de indignación a todo el pueblo colombiano, pero muy especialmente a los padres de familia que tienen hijos recibiendo la alimentación escolar.

Se vienen presentando continuas denuncias sobre el suministro de comidas de mala calidad, poniendo en serio peligro la salud de nuestros niños, que consumen ciertas porquerías camufladas como alimentos por su incapacidad de análisis a tan corta edad, creyendo que es el mejor manjar que les están sirviendo.

Sería pertinente que los organismos de control (Contraloría, Procuraduría y Fiscalía) iniciaran una investigación sobre el manejo del PAE, porque con frecuencia se estén denunciando semejantes debacles alimentarias que ponen en serio peligro la salud y la vida de los niños en los diferentes establecimientos educativos del país.

No sé con qué criterio los encargados de estos programas hacen las adjudicaciones. Para que una empresa aspire a un contrato del PAE, considero que su propuesta debe pasar por el filtro del Invima, que debe analizar con sumo cuidado los diferentes alimentos que pretenden suministrar.

Es bien sabido que el Invima es el organismo encargado de la vigilancia y control de los alimentos que se venden, distribuyen, comercializan y consumen entre público en general. Para optar por el registro sanitario, que tiene una duración de 10 años, hay que llenar una serie de requisitos, como la composición de los productos, su ficha técnica, conservación, duración, empaques, embalajes y formas de consumo, pero, lo más importante, firmados por un profesional experto en alimentos como responsable directo.

Sería pertinente preguntar a la señora ministra de Educación si la cartera a su cargo ha dado instrucciones para ejercer vigilancia y control sobre los alimentos que consumen los niños, suministrados por los contratistas. Caso contrario, he ahí una enorme falla, porque dicha falencia es aprovechada por los contratistas corruptos e inescrupulosos para hacer de las suyas.

Finalmente, la misión de las veedurías ciudadanas en este asunto podría reflejarse, para que al final del contrato, el representante legal de la misma certifique si se cumplió con todo lo estipulado en el contrato; caso contrario, dar traslado a los organismos de control para lo de su competencia.

urielos@telmex.net.co

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luis(88351)30 de septiembre de 2020 - 04:40 p. m.
Excelente análisis, la realidad de Colombia.
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