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Corredor verde o gris

Pablo Leyva
06 de diciembre de 2020 - 03:00 a. m.

Bogotá, una de las ciudades más densas del mundo, hacinada, pobre y vulnerable, perdió la memoria de la naturaleza sagrada de los cerros, del agua, de asentamientos dispersos adaptados al entorno natural y de las condiciones propias del fondo de un antiguo lago de alta montaña que se drena sin considerar posibles hundimientos.

Con la promesa de la Bogotá del futuro, del desarrollo progresivo, algunos desde hace tiempo quieren cruzar de vías la sabana para urbanizarla. Ahora necesitan la última porción importante que debe reservar la capital: la zona norte. Hacen parte de esta la Van der Hammen y Lagos de Torca, ciudad para 500.000 habitantes y varios “planes parciales”. Buscan juntar la urbanización de Bogotá con las de Chía y Cota, y conectar las de Cajicá, Zipaquirá, Sopó y Tocancipá. La urbanización en este sector de la sabana se aceleró con los POT municipales centrados en lo urbano y el volteo de tierras. Con este proyecto de crecimiento metropolitano insostenible, la capital y su entorno serían cada vez más vulnerables frente a amenazas sísmicas, pandemias y el cambio climático. Se destruirían suelos agrícolas valiosos para producir alimentos y espacios de recreación y amortiguación, estratégicos para que la naturaleza entre en la ciudad.

Peñalosa dejó varios regalos envenenados: grandes avenidas y Transmilenios proyectados con el fin de conectar y urbanizar la sabana, y para que los plebeyos (calificativo usado por el exalcalde) puedan sentir la naturaleza, tendrían el “sendero” que cortaría los cerros orientales, las represas, los humedales, las rondas del río Bogotá canalizado y “limpio”, y unos “corredores verdes” que generosamente dejarían urbanizadores y banqueros del mundo de ayer. El Transmilenio por la séptima estaba pensado para consolidar el proyecto de urbanizar la sabana y facilitar la movilidad de Lagos de Torca, que necesita además la Boyacá y otras vías para volver la zona norte de cuadritos.

Claudia López fue elegida para superar este destino lamentable. Debe cumplir su palabra y sin subterfugios construir por la séptima un corredor verde, no un corredor gris pintado de verde. La séptima de sur a norte debe ser un tapiz vegetal con rieles ocultos a la vista por donde circulen tranvías modernos, con árboles, ciclovías, senderos peatonales y plazoletas, sin carros, buses ni cables temáticos. Esto es posible y viable, los asesores franceses lo saben. Es un proyecto estratégico. Marcaría de nuevo el carácter de Bogotá como referente de la metrópoli deseada, con dimensión humana (Hábitat III), que garantice los derechos de la naturaleza y el derecho de todos a la ciudad, la naturaleza y la vida, con perspectiva futurista, no de imagen y urgencia política.

Una encuesta de opinión sobre la séptima, mal hecha, que contesté, no es la forma de garantizar la participación y construir la metrópoli del futuro. Claudia: “Construir sobre lo construido” como divisa para superar la crisis es morder la manzana envenenada que le dejaron de regalo.

 

Atenas(06773)06 de diciembre de 2020 - 03:00 p. m.
Y este Pablo, en modo alguno el de Tarso, mas sí todo un mastuerzo pa asumir posiciones de interés personal como es conocido, de nuevo lanza zalemas e incienso sobre la locata candidata q' hoy finge de alcaldesa-perdón, funge-. Y bien lejos está de q' lo tumbe alguna luz o rayo divino q' lo dote de lucidez.
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