Cúcuta 2003

Tatiana Acevedo Guerrero
16 de junio de 2019 - 07:40 a. m.

La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) aceptó la petición de sometimiento a la justicia transicional del exalcalde de Cúcuta, Ramiro Suárez Corzo, quien cumple una pena de 27 años de cárcel por ordenar el asesinato del asesor jurídico de la Alcaldía, Alfredo Flórez, en 2003. El exalcalde, quien gozaba de excelentes relaciones con los bloques paramilitares que operaban en la región, ha sido ligado a otros asesinatos, como el del coordinador de Veedurías Ciudadanas, Pedro Durán, y el del secretario de Vías e Infraestructura, Carlos Duarte. “(Quiero) aclararles a la sociedad y al país no solo la verdad de dos homicidios: Enrique Flórez Ramírez y Pedro Durán Franco, sino otros que al día de hoy no saben quién los asesinó, información con la que cuento”, afirmó en la petición escrita presentada ante la JEP. Además de homicidios, Suárez Corzo dijo que va a “señalar a los responsables directos de las extorsiones y el robo de tierras a campesinos que sufrieron los habitantes de Cúcuta la década pasada”.

La noticia no fue bien recibida por el procurador general, Fernando Carrillo. Este, que apeló la decisión, sostuvo que los delitos de Suárez Corzo “no están relacionados con el conflicto armado”. “El exalcalde de Cúcuta pretende golpear la puerta de la JEP y burlar al pueblo colombiano. Eso lo vamos a impedir”, prometió.

Al respecto, caben dos precisiones. La primera es que el exalcalde está “burlando” la justicia del “pueblo colombiano” desde hace tiempo. No solo porque fue rápidamente exonerado por la Fiscalía de Luis Camilo Osorio tras ser vinculado por miembros del bloque Catatumbo a más de tres homicidios de civiles en 2003 y 2004, sino también porque se ha documentado cómo Suárez Corzo mantiene hoy una relación de apoyo al mandatario actual de la ciudad de Cúcuta, César Rojas. Esta colaboración se hace posible por el margen de maniobra del que goza desde la cárcel La Picota, en donde (según se reporta) hace “videoconferencias con integrantes del gabinete municipal para abordar asuntos burocráticos y administrativos”.

La segunda es que las acciones de Suárez Corzo sí se enmarcan dentro del conflicto armado a lo largo de tres décadas. Y ello a nivel local, departamental y nacional. Históricamente conservador, Norte de Santander cuenta con 40 municipios y ha sido centro de operaciones de las Farc, el Eln y los distintos bloques paramilitares. De acuerdo con informes oficiales de 2004, “geográficamente los grupos armados se ubican así: en el margen derecho del río Catatumbo se encuentran las autodefensas y en el izquierdo, las Farc. Asimismo, a la derecha del río El Tarra están las autodefensas y a la izquierda, las Farc”. Al compás de los ritmos de la confrontación, distintas unidades del Ejército Nacional (solicitaron) y colaboraron con la llegada de los paramilitares al Catatumbo y en el período de expansión paramilitar, entre 1998 y 2002, el Gobierno solo los combatió militarmente en un municipio.

Nacido en 1960, en una familia de Enciso (Santander), Suárez Corzo trabajó como celador, líder comunal, taxista y chofer de políticos, antes de amasar una grande base electoral y llegar a la Alcaldía en 2004. Con mentores en el Partido Conservador y Apertura Liberal, el alcalde logró altos niveles de aprobación debidos, entre otras cosas, a su carisma y relaciones estrechas con negociantes y paramilitares de la región. Es importante mencionar que la colaboración del ejecutivo con el bloque Catatumbo venía desde tiempos de su antecesor y aliado Manuel Guillermo Mora.

En este sentido, los fenómenos apadrinados por grupos paramilitares en alianza con el ejecutivo municipal preceden y sobrepasan a Suárez Corzo. El primero de estos fenómenos lo constituye la rápida expansión de concesiones mineras, sobre todo en la región del Catatumbo. El segundo tiene que ver con la existencia de amplias zonas de cultivos de coca y de rutas de exportación del narcotráfico. El tercero surge de los monocultivos de palma y cacao, que coincidieron no solo con la llegada del bloque Norte, sino también con masivos desplazamientos de población. Así las cosas, además de esclarecedoras, las confesiones de Suárez Corzo dentro de la JEP son necesarias para cambiar el rumbo del Norte de Santander.

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