¡Cuidados intensivos!

Aura Lucía Mera
25 de junio de 2019 - 05:00 a. m.

Repaso columnas viejas de varios periodistas. Desde que Duque se sentó en la silla gestatoria las cosas han empeorado en este país. Y el que lo niegue está loco o vive en otro planeta.

Si teníamos el presentimiento de que el actual “presidente” era un hombre sin experiencia, sacado como el conejo del sombrero del mago, ya no tenemos la menor duda de que es un títere manipulado por su mentor. No lo nombro porque se me ensucia la columna.

Jamás había estado este país tan polarizado; irracionalmente polarizado e inundado de noticias falsas. El Congreso se convirtió en una gallera en la que los insultos, las amenazas, los gestos destemplados y las marrullas son las que imperan, sin que se discuta una sola idea ni se escuche ningún debate decente.

Los asesinatos de líderes sociales, el aumento de los “falsos positivos”, decapitados, desplazamiento forzado, territorios gobernados por el terror, intentos de coartar la libertad de expresión, ministros incompetentes y sesgados, amenazas y persecución a excombatientes de las Farc, están ahogando con sangre nuevamente nuestro territorio. El asesinato de esa joven mujer delante de sus hijos ya raya en la insania mental que nos está estrangulando sin que reaccionemos.

Nos hemos acostumbrado a la sangre. La sangre del pobre, del campesino, del líder de vereda, de los que no tienen dolientes. A las víctimas jamás les darán las curules que les corresponden. Los corruptos de cuello blanco jamás irán a la cárcel. El Congreso rechazó de un hachazo la ponencia porque se vieron amenazados. Militares cuestionados son ascendidos y premiados.

Colombia en este momento es un país que está herido de muerte, que no puede o no quiere detener la hemorragia de odio y venganza, que está en cuidados intensivos sin que a nadie le importe.

Me temo, y ojalá me equivoque, que el Innombrable está logrando su propósito: sumirnos cada vez más en el caos, mientras trama un “golpe de opinión”, o como quieran llamarlo, para instalarse de nuevo en el poder. Mientras tanto, Duque viaja, dice bobadas, se hace el tonto y permite esta especie de danza macabra que jamás tendrá un buen final.

Un fantasma se apodera lentamente de este país y no lo estamos viendo venir. O el populismo barato de la extrema izquierda petrista o el populismo sofisticado y siniestro de la extrema derecha uribista no descansarán hasta que alguno de los dos extremos, igual de peligrosos, logre poner sus garras en el poder absoluto sin importarles las consecuencias. Y, mientras tanto, el centro y la cordura hacen mutis por el foro.

PD. “Cuando los ricos hacen la guerra, son los pobres los que mueren”, Jean Paul Sartre.

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