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Daños sin responsables

Fabio Echeverri Correa
18 de octubre de 2008 - 04:40 a. m.

CUANDO CUALQUIER TIPO DE DAÑO acontece en un país “subdesarrollado”, los medios de comunicación y los parlamentarios de EE.UU. investigan, enjuician y sancionan. Y así actúan también cuando no conocen: ni el tema, ni las causas, ni los actores.

Lo que pasa en el sector financiero y en muchas empresas norteamericanas es  bien sabido en el mundo entero. Basta recordar el caso Enron. Pero hoy, no mencionan culpables. No existen responsables, todo parece haber sucedido por  confabulación de espíritus extraños, regidos por alguna santería o un vudú anónimo. Nadie los menciona, nadie los investiga, nadie los cuestiona. Todo este espiritismo  científico financiero le ha infringido a la economía mundial daño irreparable. Y la  TV. y los medios americanos ignoran los progenitores del desastre, como lo hacen también políticos, funcionarios en Washington  y, obvio, sus colegas. No hay culpables, punto.

Por décadas, las “calificadoras de riesgo”, las grandes y costosas firmas de revisoría fiscal, las juntas directivas y los flamantes y multimillonarios CEO del sistema bancario americano, recibieron calificaciones altísimas, certificaciones de balances y auditajes que daban garantía al mundo, para invertir en EE.UU.; cifras inimaginables, que no sólo han representado un gran respaldo para la economía norteamericana sino unos ingresos extravagantes para presidentes, vicepresidentes, asesores, consultores, certificadores de riesgo, revisores fiscales, juntas directivas y otros tantos, pertenecientes al grupo de privilegiados, egresados de las más calificadas universidades de  Estados Unidos.

El despelote que han armado, el daño que han infligido son incalculables; sin embargo, nadie los menciona con nombre propio. La libertad de prensa americana no funciona para ellos, pero si la catástrofe hubiera sucedido aquí, el escándalo ya sería monstruoso y con nombres propios. Y  obvio, sería motivo para no aprobar el TLC, no dar ayudas, no hacer Plan Colombia, cancelar las visas de los implicados.

La remuneración de los vinculados en las posiciones importantes de esas compañías no solamente han sido exageradamente altas, sino que gozaban además de gabelas tales como: bonificaciones especiales por “éxito”, que seguramente las cobraron varios años. Ahora se sabe que el resultado, en vez de éxito fue  fracaso, no sólo de lo que dirigían, sino dañando a la economía mundial y dejando en la ruina y haciendo fracasar a mucha gente.

Gozaron esos ejecutivos especiales de derechos para suscribir acciones a precios preferenciales, para venderlas, en un mercado que ellos mismos, en forma artificial, mantenían inflado. ¿Por qué no investigan a esos revisores, certificadores, auditores? ¿Por qué algún parlamentario americano no le exige a la administración de impuestos hacer seguimiento a los patrimonios de todos aquellos que tuvieron la dirección, certificación y revisoría y que ocasionaron, con su manejo, caos en el sector  financiero mundial? ¿Por qué no se exige  que devuelvan los bonos y gabelas que cobraron por todo lo contrario de “éxito”? Que informen el monto de sus contribuciones a las diferentes campañas políticas de gobernadores, parlamentarios y de candidatos presidenciales.

Y, ¿qué decir del daño que causaron en casi todos los países del mundo, a empresarios y ahorradores que están siendo arrollados como resultado de tanta marrullería sofisticada, estructurada y empaquetada por el ingenio de ellos? ¿Quién va a responder por estos daños? El resultado en el mundo entero lo sentirán con gran violencia todos los desempleados.

Durante la crisis del año 1982 en Colombia, se procedió diferente, hubo responsables y muchos fueron a la cárcel, el Gobierno intervino, los medios publicaron todas las historias de los implicados y en alguna forma se supo qué, cómo y por qué había venido el desorden, todos los nombres y demás información de los culpables fue ampliamente difundida.

 

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