De este mundo un infierno

Fernando Araújo Vélez
12 de enero de 2019 - 03:28 a. m.

Quiero recuperar las viejas lentitudes, largarme a caminar sin rumbo por la orilla de un riachuelo y sentarme entre algunas piedras a ver pasar la vida. Quiero escribir con un palito sobre la arena una, dos y tres palabras que formen una frase, y concluir esa frase sin puntos para terminar de convencerme de que la vida no tiene ni puntos seguidos ni puntos aparte y, tal vez, ni siquiera ese fatídico punto final que nos espera.

Quiero caminar despacio, pensar despacio, escribir despacio, y si llego a amar de la manera en que he decidido volver a amar, amar despacio. Hacer de cuenta que hago parte del reparto de una de aquellas películas francesas de Lelouch, de Truffaut o de Godard, escuchar de la protagonista cinco palabras, rumiarlas, darles vuelta, entenderlas y desentenderlas, valorarlas, y responder lo mínimo y lo necesario, si es que encuentro alguna respuesta.

Quiero andar cada vez más despacio, sin guarecerme del sol o de la lluvia y sin tener que correr para subirme al bus que se detuvo una cuadra más allá. Dar cada paso como si fuera el último, porque puede ser el último, y tararear una de aquellas canciones de los tiempos en los que se hacían canciones para decir algo, no para vender. Quiero jugar a no pisar las líneas de las aceras, como antes, y seguir creyendo que pisarlas es de mala suerte, y hablar de la buena o la mala fortuna con una de las señoras que lee el chocolate, o el cigarrillo o el café o las cartas o las líneas de las manos.

Quiero arrojar mi celular encendido a lo más profundo de un lago para ver cómo se van desconfigurando las palabras, los colores, los muñecos, las recomendaciones y las noticias de última hora, oír cómo se mezclan el estallar de las burbujas con los metálicos acordes de su ring tone, y después, acostumbrarme a la vida sin mensajes urgentes y sin algoritmos.

Quiero volver a tener el tiempo que alguna vez tuve, jugar a las escondidas con un amigo imaginario, volver a creerme futbolista o cantante, y aburrirme y buscar después la manera de desaburrirme. Quiero tirarme al pasto, bañarme en los ríos, conversar con los albañiles y regalarle un poema a la profesora de español de la escuela de mi pueblo.

Quiero creer de nuevo en el diablo y en un dios, y hacerme amigo de todos los diablos para saber cómo lograron hacer de este mundo un infierno.

Fernando Araújo Vélez

Por Fernando Araújo Vélez

De su paso por los diarios “La Prensa” y “El Tiempo”, El Espectador, del cual fue editor de Cultura y de El Magazín, y las revistas “Cromos” y “Calle 22”, aprendió a observar y a comprender lo que significan las letras para una sociedad y a inventar una forma distinta de difundirlas.Faraujo@elespectador.com

 

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