Falta a la verdad el columnista Ernesto Yamhure al recoger el infundio del procurador Alejandro Ordóñez, según el cual, quienes formulemos interrogantes a su cuestionado concepto sobre el referendo, tenemos agenda política.
El de la agenda política, por cierto oscura, es Yamhure, quien a propósito de exaltar al Procurador, pretende cobrarme mi trabajo periodístico, en particular el desarrollo informativo de las graves denuncias que lo comprometen en el zarpazo a la Radio Nacional de Colombia.
En vez de preocuparse por estigmatizar a la prensa libre y honesta, Yamhure debería explicar si es o no cierto que fue asesor a sueldo del paramilitar Carlos Castaño, según la grave denuncia lanzada en su contra por Freddy Rendón, alias El Alemán, que el columnista no ha desmentido.
Félix de Bedout. Bogotá.
Biógrafos y biografías
Se equivoca el columnista Julio César Londoño en varias cosas en su último artículo sobre la biografía. Primero, los nombres de los biógrafos que cita están mal escritos. Lugdwig, como él lo escribe, es en realidad Emil Ludwig. Muy reconocido escritor alemán de biografías, popular en los años cincuenta. Entre sus obras biográficas las más conocidas son las de Lincoln, Napoleón y Beethoven. Sweig, es Stefan Zweig, (con zeta, no con ese). Es uno de los maestros de la biografía moderna. Une a su talento de novelista su gran conocimiento de la historia. Entre sus obras más notables se pueden citar las biografías de María Antonieta, María Estuardo y Fouché. Muriac es Francois Mauriac (le faltó la A). Pero además, Mauriac no fue escritor de biografías, en cambio sí un gran novelista católico, con obras como El desierto del amor, Nudo de víboras y Los caminos del mar. El que sí escribió biografías y muy buenas fue André Maurois. También francés como Mauriac y autor, entre otras, de una magnífica biografía de Balzac. No estoy de acuerdo, y esto ya es un concepto muy personal, con que lo prolijo disminuya el encanto o el interés en la lectura de biografías. El Mensajero, que es la vida de Barba Jacob, escrita por Fernando Vallejo, podrá ser una obra minuciosa en datos, pero está excelentemente bien escrita. Otro ejemplo de biografía abundante en datos y “prolija”, como dice Londoño, podría ser Los ojos de Rembrandt, del historiador Simon Schama (que a propósito nos visitará para el Hay en Cartagena). Esta obra sobre Rembrandt es no sólo la vida del ilustre pintor, sino la historia de Holanda y del entorno en el cual se desarrolló la vida del pintor. En fin, lo más importante es cotejar muy bien los datos históricos cuando se escribe sobre estos temas, para no inducir al error a los lectores.
Felipe Ossa Domínguez. Bogotá.
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