Sirirí

De un anarquista de derecha

Mario Fernando Prado
03 de noviembre de 2017 - 02:00 a. m.

Vuelve y juega Gardeazábal. A sus 72 años y cuando sus detractores pensaban que ya estaba a media asta, ha lanzado otro libro más de su prolífica producción.

Esta vez no se trata de una novela de esas a las que ya nos tiene acostumbrados, cargadas de virulencia y perversidad en su lenguaje libertario y provocador. Esas en que un cuento se vuelve realidad o viceversa, y uno se queda sin saber qué es cierto y qué no.

Se trata aquí de una recopilación de sus hemorrágicas y sanguinarias columnas, que han recorrido las páginas editoriales de diarios, semanarios, cadapuedarios y revistas de todos los confines de nuestro país, hasta que las directivas —en su gran mayoría— han desistido de su pluma, cosa que le ha tenido sin el menor cuidado.

Y lo ha hecho para conmemorar los 50 años de su periplo editorial, que lo llevó a periódicos como Occidente y El País de Cali, El Colombiano de Medellín, El Heraldo de Barranquilla, La Patria de Manizales, las revistas Cromos y Hoy x Hoy, El Tabloide y La Esfera de Tuluá, siendo actualmente columnista del diario ADN, de gigantesca circulación nacional.

Pues bien: Gardeazábal escogió de cada una de estas publicaciones escritos que datan del año 1967, cuando frisaba los 22 calendarios, aquellas más significativas, cargadas todas de irreverencias y con un estilo propio que corresponde a su esencia maquiavélica y a veces apocalíptica .

Es de anotar que el escritor tuluano fue la vedette de La Luciérnaga, de donde nunca se supo por qué salió. Ha aparecido en la otrora pantalla chica profiriendo sus opiniones, que no son del gusto de todo el mundo, y ahora azota con éxito las redes sociales en compañía de Hernán Peláez.

Ese carácter indomable, atrevido, mordaz y locuaz se ha visto reflejado en sus posturas políticas a ratos independientes y otras cargadas de sus pasiones y embelecos, al punto que con él nunca se sabe si es liberal, conservador, mamerto, izquierdoso, santista o uribista porque a todos por igual les asesta vainazos malalechudos.

Hay, sin embargo, una constante: es una de las personas más informadas de Colombia y a él siguen acudiendo, como si fuera un oráculo, empresarios, políticos, esposas desahuciadas, gais de dentro y fuera del clóset y una infaltable cola de lagartos y corte de aduladores.

Por las razones anteriores bautizó su libro con el desafiante y paradójico título: Un anarquista de derecha, que como todas sus publicaciones se agotará en un abrir y cerrar de ojos...

 

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